De cuando era corresponsal de 'El Mundo'
A mediados de los noventa fui fugazmente corresponsal deEl Mundo. Entonces vivía en Vic y las opciones de colocar temas eran francamente escasas. Pero el diario mantenía una redacción en Catalunya potente –en el local que acabó ocupando el ARA, antes de venir al Raval– que aún no había sufrido los hachazos de la crisis. Una de las pocas vías para publicar era hablar del despliegue de los Mossos d'Esquadra en Osona. El cuerpo empezaba a asumir competencias de policía judicial y eso, claro, hacía remover a los agentes de la Policía Nacional y la Guardia Civil. Debo decir que no recuerdo que me tocaran nunca una información –no sé si ahora sucedería lo mismo– aunque el tratamiento editorial del diario en los espacios de opinión era inequívocamente crítico con la retirada (progresiva y parcial) de las fuerzas españolas de seguridad. Debió de ser el año 1995 o 1996. Y, como si fuera una magdalena proustiana, ese recuerdo de cuando apenas inauguraba la veintena me ha golpeado la memoria al leer el titular de este lunes: "Están dejando morir a la Policía y la Guardia Civil en Cataluña". Corresponde a una cita no identificada, que se atribuye a un genérico "sindicatos policiales".
Es exactamente el mismo lamento de hace treinta años, cuando todavía pagábamos en pesetas, Pierce Brosnan hacía de James Bond por primera vez y Prosinecki jugaba en el Barça. El mundo se ha movido enormemente, hemos superado una pandemia, cinco películas de Torrente y la efímera pero empalagosa invasión de tiendas de frozen youghurt. El mundo está irreconocible, pero hay algo inmutable: los policías españoles se quejan de Catalunya y El Mundo está ahí, a pie del cañón, recogiendo los lamentos y colocándolos en portada. Es probable que en el 2055 yo ya no esté, pero si alguien todavía hace esta columna y puede mirar si siguen con la misma matraca, mira, ya tiene el artículo hecho.