La especial de lengua para convencidos
El martes, en el Noches sin ficción, TV3 ofreció Catalán al rescate, un especial sobre el catalán para valorar su salud y el futuro que le espera. Presentado por Agnès Marquès, el formato se notaba que estaba planteado desde la obsesión por no caer ni en el pesimismo ni en el dramatismo. Más allá de los expertos en la materia, con un buen repertorio de sociolingüistas, profesores y filólogos, tenía algo de todo: humor, famosos, música, divulgación, reporterismo, entrevistas. Todo ello conformaba una serie de planteamientos sobre diferentes aspectos del catalán.
Los reportajes que recogían las respuestas de adolescentes de diferentes institutos de Catalunya, desde Lleida hasta Terrassa pasando por Vic, fueron muy reveladores. "Con los amigos hablamos castellano porque es más cómodo", "Mis amigas en casa también hablan en catalán, pero como en la escuela hablamos en castellano se nos ha quedado así", "Cuando una chica me habla en catalán, automáticamente... pija!", "Com que ens obliguen a parlar-lo, això genera rebuig a la llengua", "Per com pinta ara la cosa, jo crec que serà més important el castellà", van afirmar alguns dels nois i noies entrevistats. L'exercici provocava perplexitat. Malgrat el trist panorama del català que ells mateixos delataven, la seva competència a l'hora de parlar-lo era correcta. Hauria estat bé saber de quina manera la televisió i els professors els van plantejar participar. És interessant tenir en compte com aquests nois que tenien el català com a secundari o prescindible, davant d'una situació televisiva on se suposa que es podien expressar amb llibertat, tots van triar el català. És a dir, van interpretar amb naturalitat que, en aquell moment, era important parlar-lo. El context els ho requeria i ells s'hi van adaptar. Va ser bonic, enmig del programa, trobar una cita de la Carme Junyent. En especials com aquest, se l'enyora més.
L'experiment amb Pere Arquillué de passejar per Barcelona i comprovar si podía mantenerse el uso del catalán a lo largo de una jornada estaba muy bien pensado pero quizá resultó poco representativo. "La experiencia ha sido buena", zanjó el actor tras la vivencia. Hay que tener en cuenta cómo la presencia de una cámara condicionó el entorno. Quizás hubiera podido sacarse más partido de un experimento de estas características. Si la presencia de la cámara no hubiera atribuido una autoridad al protagonista, ¿los vendedores o camareros habrían actuado de la misma forma? ¿Qué habría ocurrido si Arquillué hubiera pedido la carta en catalán en un restaurante donde las dan en castellano? ¿O hubiera ido a visitar las urgencias de un hospital? ¿O hubiera dado una clase de zumba en un gimnasio? Catalán al rescate fue un programa bien ejecutado, ameno y divulgativo, pero sobre todo priorizó una actitud amable y conciliadora que en ningún momento mostrara las tensiones ni los conflictos cotidianos que pueden darse cuando se reivindica el derecho de hablar o ser atendido en catalán. Un programa de servicio público, necesario e interesante, hecho para espectadores, eso sí, que ya están convencidos de lo que les explicaban.