A fabricar 2,7 hijos por mujer o extinguirse
La extinción de la vida en la Tierra es materia de muchos artículos periodísticos, pero a menudo sus enfoques migran entre el amarillo y la exageración. Este lunes, un módulo de portada de La Razón afirmaba lo siguiente: "El número actual de nacimientos no garantiza la supervivencia". Es un clamor que repentina, teniendo en cuenta que la percepción compartida es que el planeta está a reventar de personitas (y que el 90% están en Barcelona, pero eso es otro tema). Si se ha pasado de 5.300 millones de humanos en 1990 a los más de 8.000 millones actuales, no parece que la falta de individuos sea un problema en el horizonte. De hecho, la noticia remite a un estudio matemático realizado por una universidad japonesa según el cual el baremo de 2,1 hijos por mujer que se consideraba el mínimo para garantizar la supervivencia de la especie es insuficiente. Los autores defienden que, una vez tenidos en cuenta varios imponderables, el umbral se sitúa más bien en 2,7 vástagos. Y cabe insistir en que se trata de un modelo matemático teórico. No cuesta mucho adivinar que en un planeta menos superpoblado, por reacción, las tasas de nacimiento serían más elevadas. Y más si resultara que hay una amenaza a la supervivencia. Al final, la solución contra esta hipotética causa de extinción es más fácil que buscar planetas habitables de otros sistemas estelares.
Supongo que la presión del clic no afecta sólo a los periodistas, sino también a los científicos, que saben que el eco es su aliado de cara a futuras inversiones para sus investigaciones. En cualquier caso, y en cuanto a los medios, resulta irónico que algunos jueguen a hacer de Nostradamus con un modelo teórico mientras amenazas mucho más acuciantes y palpables, como las climáticas, son vistas sistemáticamente con escepticismo o, directamente, desprecio. Que se caiga ya el meteorito.