Gondoleros que cantan algo y lo contrario

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En el libro séptimo de sus Confesiones, Jean-Jacques Rosseau narra cómo le llega el canto melancólico de los gondoleros, entonando sus barcarolas mientras surcan los canales. “Llegué a la conclusión de que no había oído cantar hasta entonces”, escribe conmovido. Esto se debe a que el pobre hombre se perdió, por cerca de 250 años, las portadas de este sábado. Resulta que el PP ha recurrido a la Comisión de Venecia, órgano consultivo del Consejo de Europa. Sus dictámenes no son vinculantes, pero se supone que dan cierta legitimidad moral. El caso es que, como tantas veces ocurre, los informes de la UE suelen quedarse en vaguedades de aquellas en las que todo el mundo suele estar de acuerdo. Que si debe buscarse el consenso. Que si es feo matar a gente. Y, claro, este amplio margen de interpretación permite a los gondoleros del papel prensa apurarse la garganta para intentar imponer su tonada.

Una góndola navegando en Venecia bajo la nieve. / REUTERS

El País, por ejemplo, tiene claro que el PP se marcha más bien frustrattino: su titular de portada es "La Comisión de Venecia deshincha la estrategia del PP contra la amnistía". En cambio, La Razón ha hinchado los pulmones en un arrebbato immoderato para que se sienta su infurismato tortellini, con el titular: “Comisión de Venecia: la amnistía debe respetar la Constitución”. O sea, que los venecianos –quiera que no sean florentinos– han logrado que todos se marchen contentos, con su parte no sé si de razón, pero sí de ambigüedad transformable en titular. ¿Quién tiene razón? Yo diría que la caverna no. Y la prueba de que puedo esgrimir es que El Mundo, que se apunta a un bombardeo, aunque sea en góndola, este sábado no encuentra un rinconcito para hablar de Venecia y su Comisión. Y, claro, ese ataque deaffonismo impensabile acaba siendo indicativo de que las cosas no han ido muy bien.

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