¿Quién leerá los 237 nombres de los fallecidos en portada?

Tres minutos y cincuenta y cinco segundos son los que he tardado en leer los 237 nombres que llenan hoy la portada delAbc. He puesto el cronómetro porque tenía curiosidad sobre qué esfuerzo concreto pedía el diario y temo mucho que habrá poca gente que se detenga ante esta pesada corrua de patronímicos. Es lo que una muerte es un drama, debe una tragedia y cien... una estadística. El rotativo acude a ese recurso que es más efectista que periodístico. Si de verdad les quiere rendir homenaje, no es suficiente con transformar la lista de víctimas mortales en un macabro listino telefónico: hay que contar sus historias, las circunstancias de su muerte, los sueños frustrados. De la lectura inacabable de nombres, poco puede sacar al lector, más allá del efecto acumulativo (que puede ser insensibilizador). Algunas conclusiones obvias, por ejemplo, son que la naturaleza no conoce patrias u orígenes: están Elvires y Amparos, pero también Isaams y Mohammeds. Hay Maria Àngels y también Azucenas. La inmensa mayoría se presenta con uno o dos apellidos, pero hay un par de casos que me han llamado la atención: un Manuel y una Scarlett que sólo aparecen con el nombre de pila. Destacan en su desnudez, por la falta de identificación. ¿Eran personas sin documentos? El barro arrastró sus vidas e incluso en ese mínimo acto de reconocimiento y memoria aparecen mutilados, sólo una sola palabra para recoger el registro escrito de su paso por esta vida.

En todo caso, elAbc está efectuando presión desde la derecha para echar a Mazón. Quizás lo hace porque teme que mantener el funesto y ventorresco personaje como presidente de la Generalitat valenciana puede perjudicar las opciones de Feijóo, así que toda esta exhibición de recursos emocionales sólo es una maniobra pícara, para jugar la partida que verdaderamente les importa.