¿Quién leerá la segunda palabra de la noticia?
En la deliciosa película Luna nueva, Cary Grant intenta que su mejor reportera (y exesposa) no abandone el diario que dirige en favor de una vida familiar junto a su nuevo marido. En una escena célebre, el personaje de Rosalind Russell le lee la noticia que ha redactado y él le regaña: "Un momento, un momento, ¿no piensas mencionarThe Post? ¿El diario no merece un reconocimiento?” Ella le responde que le ha incluido en el segundo párrafo y él salta y le espeta: “¡Nadie lee el segundo párrafo!” Vemos, por tanto, que lo de la capacidad de mantener la atención preocupaba ya hacia el año 1940. Sólo que ahora se parece, ni siquiera la aparentemente. la amenaza de denuncia de Donald Trump contra elNew York Timesy la CNN por haber publicado una noticia donde se sugería que el ataque americano a las instalaciones nucleares de Irán apenas había supuesto un percance de unos meses y no la destrucción total del programa de enriquecimiento de uranio, tal y como el presidente había ido vendiendo. La fuente de la información era un reporte de inteligencia con conclusiones preliminares. Y preliminar era la segunda palabra de la crónica del rotativo. No importa. A Trump no le gustó el titular y consideró de "antipatrióticas" las piezas publicadas, aunque son ciertas y el informe existe.
Que un presidente de país pierda el tiempo al enfangarse con dos medios por si una noticia le favorece o no es absurdo. El beneficio que busca ni siquiera es defender su ataque militar. Más bien se trata de esparcir una noción letal: que todo el mundo miente y, por tanto, no hay relato compartido posible. Si la existencia de la prensa queda cuestionada en su esencia, el poder tiene las manos libres para hacer y deshacer. Trump puede parecer un burro, con sus gamberros, pero no es un burro.