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Las portadas hablan a los miles de lectores de un diario para informarles a primera vista de las noticias más destacadas de la jornada anterior, y también silban a las decenas de miles de transeúntes que pasan junto a un quiosco – cada vez, glups, más escasos; los quioscos, no los transeúntes– con la esperanza de llamarles la atención y, con suerte, provocar la venta de un ejemplar. Pero, a veces, los titulares de portada no se dirigen a toda esta muchedumbre de pasavolantes, sino a una sola persona, que recibe el diario cómodamente apoltronado en un despacho. Son mensajes casi privados. Recaditos. Es el caso del titular que abre la primera página deEl PaíEs este viernes: "Merkel carga contra la derecha alemana por aceptar votos de los ultras de la AfD". Sólo le falta, al principio de la frase, un "Eh, psst, Feijóo! Sepas que...". Uno de los servicios más efectivos que ha prestado la caverna al PP es naturalizar a la extrema derecha de Vox para que, cuando llegue el momento, el debate sobre abrirlos el gobierno del Estado sea mínimo o inexistente. Y la principal herramienta para conseguirlo ha sido evitar calificarlos de extrema, ultra, o no digamos ya de xenófoba o de propagadora de los discursos de odio.
De hecho, por puro contagio, algunos de los diarios más escorados a la derecha evitan calificar de ultraderechistas las formaciones similares a Vox que han ido tomando posiciones en todo el continente, y optan mayoritariamente por eufemismos como radical: sería muy extraño explicar que la ultraderecha triunfa en Austria, Alemania, Francia, Países Bajos y en tantos otros lugares... mientras que en España, ay caram, ni siquiera existe. Y, por el mismo motivo, lo que es principal noticia de portada en El País sólo aparece en unos bajos de página par, sin foto, en elAbc. No sea que Feijóo se lo lea, y tenga un arrebato de escrúpulos.