Netanyahu se queda solo (y el 'Abc' también)
Cada vez son más voces las que pierden el miedo a decir que un genocidio es un genocidio, pero todavía hay medios empedernidos que justifican las terroríficas políticas de Netanyahu. Bastaba con ver el tendido de portadas de este sábado, que recogían la quijotesca intervención del primer ministro israelí ante una asamblea de Naciones Unidas virtualmente vacía. Qué diarios como El País recogieran esta soledad era esperable ("La mayoría de países plantan en la ONU un desafiante Netanyahu"), pero no lo era tanto que lo hiciera también El Mundo, con el titular "El macabro show de Netanyahu agrava su soledad diplomática". Me parece un síntoma saludable que, al igual que se puede ser defensor de la causa palestina sin que ello comporte automáticamente la sospecha de profesar odio a los judíos, hay que reconocer la valentía de quien suele ser contrario pero que es capaz de admitir que el actual gobierno israelí ha perdido los papeles, la decencia y la humanidad.
Sin embargo, todavía algunos aseguraban que en la autopista había cientos de coches contra dirección, sin sospechar que en realidad hay uno solo. Era el diario Abc, con "Netanyahu desafía el boicot de «líderes débiles que recompensan a fanáticos intolerantes»". Aquí, el premier ya no era el general perdido en el mismo laberinto donde se ha atrincherado, corsecado de soledad, sino alguien valiente. La forma en que el diario integraba la declaración en el titular de portada suponía servirle la pelota del relato para que intentara el mate, con la narrativa según la cual el mundo está rendido a la propaganda de Hamás. Pero si comparáramos los presupuestos de ambos bandos en este capítulo la diferencia sería similar a la de inversión militar. O en la del dramático peaje de muertes civiles, intolerable a ambos lados, pero enormemente asimétrico.