La niebla de las narrativas y la pregunta clave en Gaza

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Es exactamente lo del dedo y la luna. Los periódicos de estado explican las nuevas tensiones entre España e Israel. El País considera que Netanyahu es quien está tocando lo que no suena: "Israel agrava la crisis diplomática al convocar a su embajadora en España". En cambio, para El Mundo el verbo es el mismo, pero el sujeto cambia, y tanto si cambia: “Sánchez agrava la crisis con Israel con nuevas acusaciones”. La guerra –de narrativas– afecta también a los subtítulos y otros elementos. Mientras el diario de Prisa trata de poner la mercromina diciendo que el líder socialista sólo ha expresado "dudas" sobre si se está vulnerando el derecho internacional, al otro lado se dice que "atia la ira de Tel-Aviv" y elAbc escribe que se trata de "críticas insistentes".

Civiles palestinos después de un bombardeo en el sur de la franja de Gaza.

O sea, los periódicos favorables al gobierno dicen que todos tranquilos, y quienes le van a la contra claman que es un irresponsable. Y, mientras tanto, lectores a ambos lados no obtienen la información clave, que no es recoger la acusación de uno o la indignación del otro, en el teatrillo del politiqueo y sus apuntadores mediáticos. Esto es la espuma de la cerveza. La malta, el trago amargo, implica determinar de una puñetera vez si las acciones militares israelíes están siendo desproporcionadas y castigan a la población civil más allá de lo que se considera inevitable en una guerra. (Sin perjuicio de que la utilización de escudos humanos por parte de Hamás sea execrable.) Entendiendo la dificultad de perfilar con precisión este hecho, un exceso de atención a las escenificaciones acaba instalando una triste sensación de miopía. En esta guerra en la que los periodistas están siendo especialmente masacrados, estaría bien que los medios del establishment actuaran de forma más concertada y salieran del refugio del politiqueo que sólo obliga a buscar adjetivos escandalizados.

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