No dejes que la realidad te estropee una buena foto

El Españolofrece un tema de aquellos para iniciados. Le titula "El día en que el exjefe de la SEPI y Leire almorzaron con Cerdán tres años antes de cuando la 'fontanera' dice que le conoció". Tienes que tener muy claro el dramatis personae del serial para entender estas cuatro líneas rebosantes de nombres. Pero la idea se entiende: Leire Díaz mintió. Y la fotografía muestra, efectivamente, los tres sujetos compartiendo una mesa bien parada, con las servilletas de tela bien dobladas, un cestillo con panecillos y una botellita de aceite. Los tres miran a cámara para la posteridad. Todo muy bien, si no fuera por ese pie de foto: "Leire Díez, Santos Cerdán y Vicente Fernández en torno a una mesa, en una imagen generada con inteligencia artificial".

Hombre, no. Ni siquiera explicándolo en un pie de foto, que ve a saber quién leerá –porque la imagen, aparentemente, no necesita ninguna clarificación–, se justifica crear una imagen con apariencia de realidad que recoge una escena inexistente. Puestos a hacer, ya sólo les quedaba esparcir unos cuantos sobres con haces de dinero en la mesa y, de fondo, Koldo cogiendo por el brazo a una prostituta y Tito Berni repartiendo alegremente papelinas y viagres entre la parroquia. El límite es la imaginación. O la falta de escrúpulos. El contrato de mínimos con el lector es que las fotografías muestran su realidad sin alterar. Puede haber la mirada del fotógrafo, que a la vez condicionar la del lector con un encuadre específico o una luz determinada, pero ponerse a crear escenas y dioramas es una frontera que, ciertamente,El Españolde Pedro J. Ramírez no atravesaría si la afectada fuera, por ejemplo, Isabel Díaz Ayuso. Él mismo, que fue víctima de un chantaje sexual ignominioso, debería darse cuenta del golpe bajo que supone coger los plastidecors de la IA y empezar a crear bodegones imaginados.