¿Podrá el Capitán Lechuga convencer a Elon Musk?

La revistaScienceexplica el experimento que han realizado varios investigadores de la Universidad Johns Hopkins con un grupo de estudio formado por 1.000 personas. Las dividieron en dos subgrupos y, a lo largo de la campaña electoral americana del 2024, a la mitad les hicieron ver la página "Para ti" de X sin alterar, mientras que en la otra mitad aplicaban un filtro "apenas detectable" que mermaba la presencia de noticias polarizadoras. A partir de ahí, establecían una medida de la crispación política y constataban que la del primer grupo subía dos grados en una escala del cero al cien. Y aquí es donde entra en escena el Capitán Lechuga, porque demuestra, una vez más, que los pequeños cambios son poderosos. Los autores insisten en que el grupo al que se alteró el hilo de noticias no detectó que eran diferentes a cómo solían ser. No es que tocaran el violín y se sintiera olor a rosas en vez del habitual barro pestilente en el que se ha convertido últimamente X. En cambio, la manera en que se referían a los oponentes políticos sí cambiaba en medida apreciable. Según los impulsores del estudio, este cambio inducido por la mínima modificación equivale aproximadamente a tres años de polarización, mirando la temperatura de la crispación general.

Adelantándose a la hipotética respuesta que Musk nunca dará, los autores decían que, efectivamente, se detectaba un pequeño bajón en el dato fundamental que gobierna cualquier red social: el tiempo que estás enganchado. Pero aseguraban, por el contrario, que el número de "me gusta" y republicaciones era entonces mayor. Es decir, quizás perdían minutos de hacer el zombi ir deslizando el dedo en elscroll infinito, pero el tiempo de estancia era de mayor calidad, lo que debería interesar a los anunciantes. Pero Musk en realidad no quiere el dinero. Sabe que será el primer billonario de la historia. X es, sobre todo, su perverso juguete ideológico.