Los anglohablantes son los mejores poniendo siglas, y SLAPP es un buen ejemplo de ello. El acrónimo corresponde a “strategic litigation against public participation”, es decir, “litigación estratégica en contra de la participación pública” y, explicado llanamente, significa cohibir a alguien amenazándole con ir a un juicio que, aunque tenga razón, no podrá pagar por los costes asociados . Que slap en inglés signifique bofetada es el toque de genialidad que señala cómo esta práctica de los poderosos es una auténtica agresión con la mano abierta contra la libertad de prensa. Medios no precisamente modestos a veces palidecen cuando empiezan a calcular cuánto costará la defensa legal contra empresas de bolsillos profundos y gabinetes legales fornidos.
Por suerte, llegan buenas noticias del Reino Unido: hay ministros que se están posicionando en favor de una legislación que pondría trabas a esta práctica abusiva. La idea de fondo es permitir a los magistrados rechazar algunos casos espurios evidentes en una primerísima fase antes de ir a juicio, de modo que los demandados no tengan que pagar de entrada costes que pueden dejarlos exhaustos financieramente. Las SLAPP son una de las modernas y discretas formas de censura que están más de moda. Es el siguiente melón que debería abrirse y debería exigirse al gobierno catalán, y también al español, un posicionamiento sobre la cuestión. Empezamos a tener varios casos en los que se ha intentado lesionar un medio, o bloquear el acceso a la información, por la vía de este hostigamiento judicial. Al final, se trata una instrumentalización perversa de la justicia, en tanto que logra ejecutar una sentencia –la asfixia económica– en casos donde la sentencia absolutoria puede llegar demasiado tarde. Ahora bien, ¿interesa remediarlo? Por cierto, si dijéramos "bastarda utilización frente acusatorio" el acrónimo sería un buen soplo. Aquí lo dejo.