Vinícius Júnior en una jaula acompañado de monos. Lamine Yamal blandiendo un machete ante una abuela. Son imágenes absolutamente realistas que puede crear Grok, la inteligencia artificial impulsada por Elon Musk. El resto de servicios también pueden hacerlo, pero en general aplican filtros que evitan estas imágenes denigrantes y racistas. En el caso de Grok, se pide que no se haga mal uso y abajo. O sea, tan disuasorio como cuando el filtro de edad es poner la fecha de nacimiento que uno quiere. Hay algunos términos prohibidos a la hora de crear estampas, pero es muy fácil dar rodeo y esquivar las prohibiciones. Las imágenes salen con una diminuta marca de agua en la esquina, que es una medida absurda, ya que basta con recortarlas un poco para dejarla fuera. A partir de ahí, con un solo clic el usuario puede jugar al simpático juego de la viralización a expensas de la dignidad ajena y el lenguaje del odio. Dado que esta herramienta pasa a ser gratuita y abierta a todos los usuarios de X, hay que considerar que el autodefinido como "absolutista de la libertad de expresión" da un paso más para favorecer la circulación masiva no sólo de xenofobia, sino de imágenes desinformadoras. Él es beneficiario directo del caos y el ruido, ya que entonces las redes sociales, sin regulación, se convierten en un barro donde todo el mundo tiene cabida: no hace falta tener razón, sólo llamar más que el de al lado. Y todo esto puede hacerse, si se quiere, con la protección del anonimato y explotando desde el privilegio el sufrimiento de una minoría vulnerable.
Queda claro que cuando Musk pidió una moratoria para detener el desarrollo de la IA sólo quería ganar tiempo para ponerse a la altura de sus competidores. Y que, una vez en la carrera, su objetivo era adelantarlos a todos por la derecha. O por la ultraderecha, más concretamente.