La serie que se rodó en secreto

'The Walk-In'.
2 min

En Gran Bretaña, el terrorismo extremista perpetrado por hombres blancos supone el 50% de las detenciones por este tipo de crimen. El dato aparece para cerrar la serie The walk-in, que encontraréis en la plataforma Filmin. Es una producción dura, áspera y que te deja con un pesimista regusto, sobre todo porque está basada en hechos reales. Pero también es una serie necesaria, que nos habla del mundo en el que vivimos y que intenta sacudirnos no como espectadores sino como ciudadanos. Y la prueba del compromiso y el reto que adquiere The walk-in es que hubo que rodar en secreto, bajo otro título y una falsa sinopsis por motivos de seguridad. El protagonista, Stephen Graham, era de las pocas personas del equipo que disponía del guión completo de la serie para minimizar los riesgos de una posible filtración.

The walk-in cuenta la historia de Matthew Collins, un activista obcecado en la lucha contra los grupos de extrema derecha en Gran Bretaña. Siente la necesidad de redimir su pasado porque él, con veinte años, tuvo un papel relevante en las bandas neonazis de la época. Su voluntad de salir y señalar al resto de integrantes lo convirtieron en un objetivo de estos grupos ultras, un traidor a eliminar. La serie se centra en uno de los casos que Collins asumió desde su organización, Hope not Hate: ayudar al joven Robbie Mullen a salir de la banda fascista Acción Nacional intentando que el resto de integrantes fueran condenados.

Un factor determinante para que The walk-in funcione con tanta intensidad es el actor Stephen Graham. Deposita en el rol protagonista una verdad que te arrastra. Aunque se trata de un personaje marcado por el trauma y el dolor, Graham tiene un exquisito control de la energía interpretativa y el drama. La serie recurre esporádicamente a imágenes reales de algunos acontecimientos de la reciente historia británica, como el asesinato de la diputada laborista Jo Cox en el 2016 o los atentados de Londres del año siguiente. El guión es excelente porque tiene la capacidad de explicar un grave problema político y social como es el auge de los grupos de extrema derecha y el fascismo sin caer en un panfleto tópico y demagógico. The walk-in denuncia la gravedad del problema desde la voluntad de profundizar y contar, no desde el dramatismo. Sin embargo, la serie no pierde el espíritu del thriller ni la tensión narrativa latente. Trabaja muy bien la evolución de los personajes, su psicología y los matices, huyendo de heroicidades y, sobre todo, de transformaciones vitales radicales y milagrosas. Se acerca al caldo de cultivo del racismo, la homofobia y la xenofobia desde distintos puntos de vista: emocional, social, económico, cultural, mediático, policial y judicial. Y aunque habla de la posibilidad de conversión de algunos de sus miembros, nunca cae en la justificación de los fascistas agresores ni pretende aleccionar. The walk-in tiene interés en realizar un retrato crudo y honesto de la Gran Bretaña actual advirtiendo de los peligros a los que se enfrenta como sociedad. Y que, de hecho, son unas circunstancias que nos afectan a todos más allá del país en el que vivamos.

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