Trump, el golfo de México y unos pronombres como un toro
En inglés existe la expresión "The devil is in the details(el diablo se encuentra en los detalles) y el diablo, en este caso, es Donald Trump, que desde el punto de vista comunicativo está complicando con mil bazas –o sea, detalles; o para terminar de decir claro, imbecilidades– la labor de los profesionales de la información. Hace semanas trascendía que Associated Press quedaba excluida de a golf de México, por mucho que Trump, en Estados Unidos, le haya rebautizado como golfo de América. Los jueces han puesto sensatez y han obligado a la Casa Blanca a restituir la presencia de la prestigiosa agencia de noticias. responsables de prensa a discriminar las peticiones de información de quienes, en su firma, expresan los pronombres por los que quisieran que la gente se les dirigiera. En un correo enviado a The Independent se argumentaba esto: "A un reportero que escoge poner sus pronombres de elección a su biografía claramente no le importa la realidad biológica o la verdad y, por tanto, no se puede confiar para que escriba un artículo honesto". En alguna mazmorra de Hogwarts, JK Rowling debe estar aplaudiendo con las orejas.
La cuestión de los pronombres no va de realidades biológicas, sino de identidad. No va de sexo y genitales, sino de género social. Y, sobre todo, la Casa Blanca olvida que el derecho a la información no es tanto de los periodistas como de los ciudadanos: ellos son quienes deben decidir en qué medios confían. Pero Trump sabe que, detalle a detalle, logra mantener viva su odiosa máquina del ruido.