Trump ya impone la neolengua
El control del relato es siempre el control de las palabras. Lo sabemos bien en Catalunya, con todo el debate sobre si en TV3 debía poder hablarse de exilio o de presos políticos. Ahora es Trump quien está decidido a imponer su particular y orwelliana nueva habla y el término golf de México está ahora proscrito, en favor de golf de América. No es sólo que su administración adopte ahora el neologismo patriótico: es que presiona a los medios de comunicación para que pasen por el aro y se refieran a ese accidente geográfico con el nuevo nombre. Associated Press, sin embargo, ha explicado que golf de México será la denominación que utilizarán preferentemente. Lo justifican diciendo que hace más de 400 años que este golf se llama así y que el rebautizo de Trump sólo tiene vigencia en Estados Unidos, no en México. Recuerdan también que son una agencia global, así que deben pensar en el nombre más común en todo el mundo. Pero todos estos motivos no han sido suficientes para convencer a Trump, que ha vetado a uno de sus reporteros la asistencia a un acto de firma de una de sus (estrafalarias) órdenes ejecutivas. La agencia ya ha avisado de que lo considera una violación de la primera enmienda de la Constitución.
Estamos en la calle: fuerzas que hacen su campaña electoral enarbolando espuriamente la bandera de la libertad, cuando se sientan en la poltrona activan los mecanismos más férreos para controlar el discurso hasta el punto de vetar palabras. Denuncian el lenguaje woke mientras echan la tijera. Musk, que se autodenomina absolutista de la libertad de expresión, aún es hora de que badi boca ante ese atropello flagrante e impune. El caso puede parecer anecdótico, pero confirma la voluntad de Trump de mantener una oposición frontal con los medios de comunicación. Esto no ha hecho más que empezar.