Crisis ecológica

Los culpables del fracaso de la cumbre contra los plásticos

El rechazo generalizado a un acuerdo descafeinado propugnado por los países pro petróleo –que eliminaba reducciones obligatorias a la producción de plásticos– fuerza a aplazar la decisión sin fecha

Protesta por el último borrador de acuerdo para el Tratado Global de los Plásticos, en la cumbre de la ONU en Ginebra, en agosto de 2025.
16/08/2025
4 min

BarcelonaLas negociaciones internacionales para aprobar un Tratado Global de los Plásticos volvieron a naufragar, por segunda vez. Los cerca de 200 países reunidos desde el 5 de agosto en Ginebra han sido incapaces de llegar a un acuerdo, tal y como pasó en la cumbre del año pasado en Busan (Corea del Sur). El plazo para alcanzar el acuerdo terminaba, técnicamente, la medianoche del jueves. Las negociaciones se alargaron hasta la madrugada del viernes, tras la revuelta generalizada contra el último borrador de acuerdo en que se había hecho público el miércoles y que eliminaba directamente todos los puntos clave, especialmente la imposición de una reducción en la producción de plásticos, plegándose a las presiones del grupo de países petroleros, encabezados por el grupo apoyo de Estados Unidos. Estos últimos países son los verdaderos responsables del fracaso.

La madrugada del viernes el presidente del órgano negociador de la ONU ha publicado una nueva propuesta de borrador que era idéntica a la que salió de Busan, es decir, que las negociaciones vuelven a estar en el mismo punto de partida. El texto ha sido rechazado y la reunión se ha dado por cerrada, pero se ha decidido que ese texto se utilizaría como base para seguir negociando. Queda por decidir todavía –se hará en las próximas semanas– cuándo se convocará la próxima cumbre para intentar (por tercera vez) aprobar un tratado que ponga freno a la lacra de la contaminación por plástico que ahoga a los océanos y amenaza la salud pública.

La aprobación por "consenso" implica que no puede haber ninguna oposición, lo que dificulta enormemente el acuerdo cuando hay cerca de 200 partes implicadas. El propio presidente francés, Emmanuel Macron, había reclamado en las últimas horas a los gobiernos reunidos en Ginebra que estén "a la altura de la urgencia sanitaria y medioambiental provocada por los plásticos". "¿Qué esperamos para actuar? El tratado mundial contra la contaminación plástica es nuestra oportunidad para cambiar las cosas. Pero la falta de ambición del texto presentado ayer en Naciones Unidas es inaceptable", dijo Macron a X justo la noche del jueves, cuando los negociadores hacían un último esfuerzo.

Los cambios en el texto han indignado a la mayoría de los países

El texto inaceptable para Macron, y para una abrumadora mayoría de los países del mundo, era el que se había hecho público el miércoles. En los borradores iniciales de la cumbre de Ginebra se había logrado incluir la obligatoriedad para los países firmantes de reducir o prohibir (si es posible) la producción, exportación o importación de plásticos que pueden terminar en la vía pública, o que pueden suponer un riesgo para la salud humana y el medio ambiente. También se comprometían a reducir o prohibir la producción de plásticos que contengan químicos nocivos, incluyendo el plomo y el cadmio, o que sean difícilmente reciclables o reutilizables, es decir, los plásticos desechables. Incluso se había añadido un anexo al tratado que enumeraba una serie de productos de plástico (palitas o cañitas, palillos de plástico y palillos para las orejas, entre otros) que debían eliminarse gradualmente.

Pero el embajador ecuatoriano Luis Vayas, que lidera las negociaciones, presentó el miércoles un nuevo texto final que eliminaba todo esto y que generó una reacción furibunda de las ONG observadoras y de decenas de gobiernos presentes en la cumbre, entre ellos casi todos los del Sur Global y la Unión Europea. El nuevo texto había sucumbido a las presiones del grupo de países petroleros, encabezados por Arabia Saudí, Irán, Rusia y Estados Unidos, que presionan desde hace tiempo para que el tratado no imponga reducción alguna a la producción de plásticos.

"El texto del nuevo presidente ridiculiza un proceso consultivo de tres años que mostró un amplio apoyo a un ambicioso tratado sobre plásticos que abordara todo el ciclo de vida de los plásticos, incluida la producción", denunciaban desde el Center for International Environmental Law (CIEL), que añadía: "Este es. demandas de los estados petroquímicos y de la industria con medidas débiles y voluntarias que garantizan que sigamos produciendo plástico a niveles crecientes indefinidamente, no salvaguardamos la salud humana, ponemos en peligro el medio ambiente y condenamos a las generaciones futuras".

Por último, sin embargo, las presiones de los productores de plástico y las de los países que piden un tratado vinculante ambicioso (más de 100) no se han podido reconciliar, y Vayas ha presentado como nueva propuesta el texto con el que había arrancado la negociación de Ginebra. Un texto que tampoco impone una reducción de la producción de plástico, pero sí admite que los actuales niveles de producción son "insostenibles". Un borrador al que se oponen los países petroleros, pero también la mayoría, que lo ve todavía demasiado tibio. Fue rechazado en total por 184 países, en un nuevo fracaso de la diplomacia internacional. Sin embargo, muchos gobiernos, como el de India o China e incluso la UE, lo ven como buen punto de partida para seguir negociando, ya que al menos no asume el retroceso que suponía el anterior borrador. Patada de pie adelante.

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