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La historia de amor que hay detrás del gigante francés del bricolaje: Leroy Merlin

La pareja fundadora empezó vendiendo productos americanos que habían sobrado de la Primera Guerra Mundial

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Leroy Merlin

El 28 de diciembre de 1923, en el cementerio parisino de Levallois-Perret había una muchedumbre de gente: todo el mundo quería despedirse por última vez de Gustave Eiffel. El genio francés de las estructuras metálicas había muerto a los 91 años, en la cama de su mansión, escuchando la quinta sinfonía de Beethoven. Mientras el ataúd del ingeniero veía los últimos rayos de sol, una pareja de enamorados construía una férrea historia de amor 200 kilómetros al norte de esa triste escena. Eran Adolphe Leroy y Rose Merlin. Vivían en el pequeño pueblo de Noeux-les-Mines, en Pas de Calais, en la región de los Altos de Francia. Él era un joven de 23 años, hijo de comerciantes. Ella, de 26 años, también tenía sangre de tendera: sus padres ostentaban una próspera tienda de vajillas en la aldea vecina de Bruay-la-Buissière. Quedaba un mes exacto para que pasaran por el altar y el cura les uniera en matrimonio. Aún no sabían que tendrían cuatro hijos, pero tampoco imaginaban que acabarían fundando una de las marcas francesas más emblemáticas del mundo: la cadena de bricolaje Leroy Merlin.

En 1923, Adolphe y Rose habían decidido sumar su traza por los negocios y abrir un establecimiento, Au Stock américain. Allí vendían productos americanos que habían sobrado en el ejército durante la Primera Guerra Mundial. El pensamiento les fue bien y, en 1930, dieron un paso más: empezaron a vender muebles y material para la construcción rescatados de antiguos cuarteles estadounidenses y fábricas que habían quebrado. "Eran los tiempos de la generación grandiosa, las personas a las que les había tocado vivir las penurias de la Gran Depresión y que debían espabilarse para resolver ellos mismos sus problemas", contextualiza Neus Soler, profesora de marketing de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). panorama, combinado con la necesidad de reconstrucción de Europa después de los conflictos, creó un cóctel perfecto para el estallido de un nuevo fenómeno: el bricolaje.

La expansión del bricolaje

"En las actividades de bricolaje no interviene ningún profesional: compramos las herramientas y los materiales, y nosotros mismos nos encargamos de reparar las cosas", recuerda la experta. Para ella, este modelo de negocio encajaba a la perfección con el talante de esa generación. Tras cesar la actividad durante la Segunda Guerra Mundial, el negocio reavivó con fuerza en la década de 1950, con la apertura de tres nuevas tiendas y dos almacenes en su región natal. Fue el último coletazo de la pareja de enamorados al frente del negocio. En 1960, dos de sus dos hijos, Lionel y Bernard Leroy, tomaron sus riendas. Una de las primeras decisiones que tomaron fue cambiar el nombre de las tiendas y pasar a llamarlas Leroy Merlin. En 1967 fundaron la primera tienda de autoservicio de Francia dedicada a la ferretería y al bricolaje, en el pueblo de sus padres. En 1979 ya tenían 33 tiendas esparcidas por Francia.

La buena racha sufrió un estremecimiento en 1982, cuando Bernard Leroy murió en un accidente de coche. Pero cuando esto ocurrió, la empresa ya tenía otros dueños: el grupo Mulliez. Los Leroy habían decidido vender la mayor parte de las acciones a ese poderoso conglomerado empresarial, propietario de Castorama, una de las marcas de ferreterías más conocidas de Francia. Con los nuevos propietarios, Leroy Merlin empezó una exitosa expansión internacional. En España llegó en 1989, con un establecimiento en Leganés. "Entonces, el país estaba viviendo el fin de lo que se considera el mayor período económico expansivo que ha habido nunca, pero había un gran malestar social, con huelgas de los sindicatos y una ETA muy activa", recuerda Soler. Aunque la cadena rival Akí había abierto en España en 1988, Leroy Merlin no encontró competencia. "Otras marcas como Bauhaus, Brico Depôt o Bricomart aún no tenían tiendas", dice la experta.

En el 2007, el grupo Leroy Merlin –todavía controlado por Mulliez– pasó a llamarse grupo Adeo, que también incluye marcas como Obramat y Bricocentre. En 2022, Leroy Merlin cerró un año de récord de facturación en España, donde movió 135 millones de euros. En todo el mundo, facturó 3.328 millones de euros.

Las fechas clave
  • 1923

    Adolphe Leroy y Rose Merlin abren una tienda para revender excedentes de la guerra.


  • 1930

    El matrimonio expande el negocio: vende muebles y materiales para su construcción.


  • 1960

    Sus hijos cogen su relevo, se especializan en bricolaje y crean la marca Leroy Merlin.


  • 1989

    Leroy Merlin, ya en manos del grupo Mulliez, entra en el mercado español con relativa facilidad.


  • 2022

    El grupo firma un nuevo récord de facturación: 3.328 millones de euros.


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