El análisis de Antoni Bassas: 'Cercanías, derecho a la esperanza y al escepticismo'

El 31 de diciembre de este año debe estar constituida la nueva empresa que gestionará el servicio de Cercanías de Cataluña. Será una empresa mixta, hispano-catalana, formada por el gobierno español y el gobierno catalán, con consejo de administración paritario y presidencia nombrada a propuesta del gobierno de Catalunya y con voto de calidad.

O sea que Cercanías, el servicio que más ha complicado la vida de los catalanes durante décadas, pasa jurídicamente a manos de la Generalitat. El traspaso es complejo: vías, catenarias, estaciones, máquinas, vagones, personal… Y, como siempre, la pregunta clave es la de Pla: ¿todo esto quién lo paga? Por el momento la explotación de la infraestructura –que está tan mal como está– será de la misma empresa que ahora, Adif. Y la infraestructura se irá transfiriendo: primero la R1 (Maresme) y después la R2 Sur (Garraf) y la R3 (Vic).

Políticamente, dado que los gobiernos socialistas español y catalán están en minoría y dependen, sobre todo en Catalunya, de Esquerra, Illa no tuvo inconveniente en compartir la puesta en escena de la buena noticia con Esquerra Republicana, lo que nos proporcionó una situación poco frecuente, como fue la de una consellera junto a la secretaria general de otro partido. Silvia Paneque salió a decir que el Gobierno cumple con los pactos y Elisenda Alamany a decir que hacer presidente Isla tenía sentido. O, como dijo Rufián: "Mientras Junts saca impuestos a las multinacionales, Esquerra avanza en el traspaso a Cercanías".

Paneque: "El compromiso es que se constituya formalmente esta nueva sociedad antes de finalizar el año 2025. Compartimos el hecho de que esto mejorará la vida de los catalanes y las catalanas, que es lo que compartimos con todo este trabajo. Y vuelvo a agradecer el esfuerzo y el trabajo de estas últimas semanas en pro de encontrar un buen acuerdo".

Alamany: "Hoy el gobierno del Estado y el gobierno de Catalunya hacen realidad los acuerdos con ERC. Éste era un acuerdo entre partidos. Hoy ya es una realidad de país, así fijamos las bases para la constitución de una empresa mixta con mayoría de la Generalitat de Cataluña que gestione las Cercanías en nuestro país y que disponga de los medios necesarios para hacerlo independientemente de Renfe".

En Junts, conscientes de la importancia del anuncio, fue el propio Jordi Turull quien salió a hacer una crítica que tiene sentido: una empresa mixta no es un traspaso como siempre habíamos imaginado, si cuenta con la gestión de la infraestructura.  Ciertamente, en materia de Cercanías, con estas décadas de incidentes diarios, tenemos todo el derecho al escepticismo. Y es tanto el retraso inversor que la nueva empresa no va a hacer milagros. De hecho existe un plan de mejora que empezó en el 2020, un plan de 10 años, que ahora, en el 2025, llega a la mitad, que significa de dónde venimos. Ahora, es evidente que las decisiones sobre un servicio en Catalunya es mejor que se tomen en Catalunya y no en un despacho a 600 kilómetros, a donde no llegan las quejas. A partir del 1 de enero del próximo año los retrasos de Cercanías caerán sobre el gobierno de la Generalitat. Sería suicida para el gobierno de Isla no trabajar a fondo para que esto salga bien.

Buenos días.