El análisis de Antoni Bassas: 'Sánchez y la audacia del reconocimiento de Palestina'

El reconocimiento de Palestina tiene una innegable dimensión electoral interna española y externa para el día en que Sánchez tenga que irse de la Moncloa y busque un cargo internacional como referente de la socialdemocracia europea

La noticia del día es el reconocimiento del estado palestino por parte de España. Lo ha anunciado Pedro Sánchez en una declaración oficial minutos antes de que se reuniera el consejo de ministros y aprobara formalmente el reconocimiento. El impacto real de ese reconocimiento es mínimo porque la fuerza diplomática de España es baja, pero cabe recordar que Sánchez se ha coordinado con Irlanda y Noruega, que hoy también han reconocido Palestina, y que tres países europeos a la vez, dos de ellos miembros de la UE, hacen un cierto grosor. España puede estar jugando como liebre para un cambio de percepciones y equilibrios que otros países tienen más difícil de hacer, como Alemania, por su culpabilidad por los campos de exterminio construidos por los nazis, donde fueron asesinados millones de judíos de todo Europa. Recuerden que incluso Estados Unidos defiende la necesidad de que haya dos estados, pero la solución nunca se pone en práctica.

En cuanto a España, Sánchez es un táctico con mayor olfato y audacia que ideología, con capacidad para provocar todo tipo de rupturas creativas que les permitan continuar en el poder. Sánchez leyó bien para sus intereses la situación de su partido, el PSOE, y derrotó a la vieja guardia, que ahora debe ir a El Hormiguero a chuparse las heridas; leyó bien la situación en Cataluña, primero apoyando el 155 y después virando hacia los indultos primero y ahora la amnistía. El reconocimiento de Palestina tiene una innegable dimensión electoral interna española y externa para el día en que Sánchez tenga que irse de la Moncloa y busque un cargo internacional como referente de la socialdemocracia europea.

En cuanto a Israel, el ataque al campo de desplazados en Rafah de ayer no ha hecho más que aumentar la visión del primer ministro Netanyahu como un criminal de guerra, que ya tiene una orden de arresto de la Fiscalía del Tribunal Penal Internacional. Netanyahu no será el hombre del futuro en Israel, y el país, que ya llevaba años dividido, se enfrenta a la dificultad de encontrar una salida al conflicto (ambos estados) que sea mayoritariamente compartida.

Buenos días.

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