Literatura

Biel Mesquida: "Los bárbaros pueden intentar destruirla, pero Palma está viva"

El autor se adentra en la historia y el presente de la ciudad en 'Passes per Palma'

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El poeta y escritor Biel Mesquida

BarcelonaLos escritores más atrevidos también pueden tener la capacidad de sorprender a los lectores cuando adoptan un registro más sosegado. Porque a menudo, la austeridad, estos autores la saben impregnar de su exuberancia. Es el caso del nuevo libro de mallorquín Biel Mesquida (1947), Pasos por Palma (Vibop Edicions), con fotografías de Jean Marie del Moral. Se trata de un recorrido por la Palma actual a partir de los "años decisivos" de la infancia y la adolescencia. No es un libro del todo de memorias, tampoco es una elegía de una Palma en extinción por los estragos del turismo. Y los apuntes con aires periodísticos sobre la ciudad conviven con los más experimentales. "Pasos por Palma es un libro vivo y latiendo", dice el autor.

Mesquida recuerda que todo ello tiene su origen en una conferencia que impartió hace algunos años y que después, con la prosa de Azorín y Josep Pla en mente, va ir llenando páginas con la única condición de que el lenguaje fuera "contenido" y que su mirada conjugase "serenidad, ironía, sentimiento, ternura y que la primera persona no parezca un personaje de ficción sino que sea de verdad". "Escribimos por crear un mundo en el que se pueda vivir, una atmósfera por la que se pueda respirar. Escribimos, también, para intensificar la vida, hacerla más llevadera y más infinita, para disfrutar dos veces la vida", afirma Mesquida en el libro. Asimismo, Pasos por Palma es crítico con el presente de Mallorca y el peso abrumador del turismo y el gobierno de la derecha. "El libro es una defensa de todo: de edificios, de tiendas, de restaurantes, de cines, de todo lo que forma una Palma muy mediterránea y al mismo tiempo muy europea. Cada café que desaparece es como una puñalada", subraya l 'autor.

La abuela materna de Mesquida, la madrina Joana Payeras, modista y profesora de corte y confección, es un personaje imprescindible del libro. "Me enseñó algunas de las cosas más esenciales de la vida: a escuchar, a recitar, a contar ya cantar", dice el autor. También es quien le estimula el espíritu crítico y quien le hace ver el impacto de la Guerra Civil, que llama "Guerra Incivil", que permanecía en la sociedad. De hecho, después de Pasos por Palma Mesquida trabaja para terminar una novela que empezó hace más de veinte años titulada Carnaje, que tiene la dificultad de abordar la Guerra Civil de una manera aún más personal que en otras ocasiones. "Voy a sacar todo mi dolor, toda mi tristeza, mi incomprensión. La Guerra Incivil es la misma guerra que hay ahora, entre Alá y Jehová, entre los israelíes y los palestinos; será un libro contra la guerra, contra la salvajor y la inhumanidad".

Contra la mediocridad generalizada

"Es necesario todavía mucho trabajo y mucha sensibilización para que la conciencia colectiva pueda alimentar un mito propio más allá de la mozonería dominante, el provincianismo chabacano y la mediocridad generalizada de una sociedad manoseada, gentrificada, chapucera y estropeada", advierte Mesquida en uno de los textos del libro: "Palma es eterna, y los bárbaros actuales pueden intentar destruirla, pero no acaban de hacerlo: Palma está viva. El espíritu de la ciudad está vivo y mucha gente civilizada de fuera, cuando viene, me dice que no sea tan pesimista, que hay muchas voces del lugar y salen a pesar de las urbanizaciones, pese a una política territorial fatídica y que nos quieran llenar de placas fotovoltaicas".

A Pasos por Palma, Mesquida trata algunos lugares de la ciudad como el Terreno, la plaza Gomila, la Seu y la discoteca Tito's, como si, más que unos escenarios, fueran personajes. También hay detalles pop, cuando pudo ver, entre otros curiosos, a Grace Kelly y al príncipe Rainiero de Mónaco y María Callas cuando viajaron a Palma a bordo del yate de Onassis Christina O en 1961. "Ellos nos sonrieron y nos hicieron una capada de saludo mientras entraban en el Rolls. Todo ocurría con la lentitud de una película a cámara lenta. Cuando el coche partió fue como si despertara de un bello sueño", explica Mesquida.

Las instantáneas de Jean Marie del Moral

En cuanto a las fotografías de Jean Marie del Moral, Mesquida tiene una larga relación personal y artística con el fotógrafo y quiso que sus imágenes rompieran la lógica de la postal y fueran "instantáneas" de la ciudad. Mezquida le fue mostrándole puntos que le interesaban, pero en ningún momento quiso que las imágenes fueran ilustraciones de nada. "Es un gran captador de espacios, como ha hecho con los talleres de artistas como Joan Miró y Antonio Saura. Así que retrató a Palma como si fuera el estudio de miles de pintores y fue captando detalles", explica. Mezquida.

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