Opinión

Bienvenida al menhir

21/05/2025
2 min

En los bosques de Ardenya, las rocas de granito son tan vivas como los corchos, los brezos y los cerezos de madroño, y tan inesperadas y fantasiosas como jabalíes, zorros, herrerillos y petirrojos. Ningún artista sería capaz de imaginar la sutileza y la vida boscana que realizan. Quizás sólo las fuentes se acerquen un poco. Mirando entre los árboles, tranquilamente voces a Fidias, Miquel Àngels y Henry Moores, bustos, monumentos y conjuntos escultóricos. El hombre no ha participado en la creación de estas piedras, pero somos nosotros, cuando las descubrimos, que las empapamos de vida, como hace el bosque.

Existen excepciones, como alguna cueva artificial o, sobre todo, los mojones y términos que tropiezas entre las plantas y las piezas megalíticas. Los megalitos son las obras maestras porque, a pesar de ser hechas por los hombres, llevan miles de años conviviendo y frotándose con el bosque. Cada minuto cuenta y, con los siglos, las cistas, dólmenes y menhires sacan raíces y se vuelven de madera.

Hacía años que veía, en la bifurcación de un sendero arenoso y perdedor por los alrededores de San Benito del Bosque, tumbada en el suelo, una piedra larga en forma de aguja. se embosca entre los motores y por debajo de los capós como entre hojas y arbustos, manchado de aceites como sabes y zumos vegetales–, me contó que con cuatro amigos el otro día habían levantado esa piedra larga con un camión grúa, y me enseñó las fotos en el móvil.

Subimos a verlo al atardecer con su Pajero, que lleva una sábana en los asientos traseros para cuando sube a la montaña con el perro. Hace años, buscando setas, Josep descubrió una S y un 47 grabados en una piedra que los historiadores buscaban: era el último hito de Sant Feliu que quedaba por encontrar. El sotobosque es como el fondo marino, siempre te sorprende. Ahora me señaló la piedra enderezada, que daba un gran efecto, en la cima de una colina más bien pelada por comparación con los demás.

¿Es realmente un menhir? Con el doctor Lluís Pallí no pudieron acabarlo de garantizar, aunque cualquier senderista o ciclista que le vea no dudará en nada. Yo tampoco lo veo tan claro. Podría haber sido un hito medieval, por ejemplo. Es un monolito más afinado que los menhires corrientes, y más bien hace pensar en un obelisco napoleónico. Pero visto de lejos, como un tronco de árbol descabezado, es una piedra impresionante, ya base de siglos se irá integrando como si nada en Ardenya.

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