Biodiversidad

El boom de la escalada amenaza a la fauna y la flora

El Gobierno catalán limitará los montes accesibles para proteger los nidos de las aves

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Un escalador en una foto de archivo

TarragonaEn cualquier momento, un escalador, armado con una máquina perforadora, puede clavar anclajes en las rocas de cualquier montaña para abrir una nueva vía. Si los agentes rurales no lo detectan y retiran los anclajes, los aprovecharán otros escaladores y detrás de ellos vendrán más. Catalunya, por la variedad de sus rocas, parece que se ha convertido en un lugar idílico para la práctica de este deporte, atrayendo a profesionales de todo el mundo. "Es imposible saber cuántas vías hay abiertas en toda Catalunya", reconoce el vicepresidente de la Federación de Entidades Excursionistas de Catalunya (FEEC), Joan Huertos. Este boom preocupa mucho a los conservacionistas ya las autoridades porque pone en riesgo la flora y la fauna del país. Es posible que en lo alto de esa cima que los escaladores intentan subir esté el nido de un ave protegida y que la presencia humana condene a las crías que esperan que sus padres les traigan comida.

Uno de los ejemplos más claros y preocupantes es el del águila perdicera, una especie protegida desde hace 50 años que, sin embargo, no ha logrado ni siquiera mantener su población. Es un animal discreto, que vive cerca de los humanos, pero no quiere ser visto. Hace nidos en zonas tranquilas, donde nadie podía molestarles hasta que a los humanos les ha cogido la manía de subir una montaña tras otra. "En Siurana se han abierto demasiadas vías. Teníamos dos parejas de colinas controladas y ya solo queda una", lamenta Antoni Borau, el encargado de realizar el seguimiento de esta ave por parte del Instituto para la Conservación de los Rapaces (ICRA), una asociación que orienta al departamento de Acción Climática. En el valle de Montblanc, según Borau, hay una zona donde había águilas desde hace 50 años y que también se han ido. La preocupación es máxima. "La evolución de la escalada ha sido muy rápida. Es una problemática que debemos tratar de forma urgente", avisa.

La solución no será urgente, pero al menos está a la vista. En diciembre de 2022 se puso en marcha una prueba piloto en el Parque Natural del Montgrí que todas las partes (desde los escaladores federados hasta la administración) valoran positivamente. Aquella regulación obligó a retirar las vías que podían afectar a la flora y la fauna y también hizo variar algunas. Para mantener este orden, prohíbe que se abra ninguna nueva sin autorización expresa. También limita el uso de algunas vías en determinados meses del año, para evitar la presencia humana durante la época de cría. Para algunas especies, como el halcón o el buitre, la presencia del hombre es molesta y perjudicial, pero en casos como el águila perdicera puede ser letal.

Si los escaladores desobedecen esta normativa y ponen en riesgo la flora y la fauna protegida pueden tener que afrontar sanciones de hasta 3.000 euros, aunque, por ahora, la clave del éxito de la regulación del Montgrí no han sido multas sino la colaboración con los deportistas. La valoración de esta regulación es tan positiva que el departamento de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural ha decidido aplicar el mismo sistema al resto de parques naturales donde también existen problemas por la práctica de la escalada. Según explica en el ARA el director general de Políticas Ambientales y Medio Ambiente, Marc Vilahur, el objetivo es aplicar todas estas regulaciones en un plazo de dos años.

Menos formación y menos respeto

El riesgo por el medio natural ha llegado principalmente por el incremento de personas que, de repente, se han aficionado a escalar montañas, pero también por la falta de respeto de algunas. "Los escaladores que llevamos más años escalando somos los primeros interesados en la conservación y avisamos cuando encontramos un nido, para que nadie vuelva a subir. Pero hay muchas personas que no provienen de centros excursionistas y que no tienen educación ambiental. Han" pasado del rocódromo junto a piedra", lamenta Huertos. Vilahur apunta que estas actitudes irresponsables a menudo "no son por falta de voluntad, sino de conocimiento". La zona de Prades y Margalef (Priorat) son los puntos más conflictivos y que ahora están recibiendo más excursionistas.

Bicicletas todoterreno y carreras

Los escaladores no son los únicos que ponen en riesgo al medio natural. De hecho, desde la pandemia se han disparado las ganas de disfrutar de la naturaleza: cada vez se organizan más carreras por la montaña, ya sean a pie o en bicicleta todo terreno. En algunos casos, como ocurría con la escalada, ya se pactaba de algún modo con los organizadores cuál era la mejor época para realizar una carrera, pero el objetivo es también regular estas actividades. El departamento de Acció Climàtica ya tiene preparadas unas guías de trabajo y también se aplicará un calendario para proteger el bosque en los momentos de la cría, que suelen estar entre el invierno y la primavera.

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