En un contexto en el que no es habitual que existan buenas noticias para la lengua catalana, y con nubes de tormenta sobre la situación económica, el dato que las ventas de libros en catalán han aumentado un 12% respecto al año pasado representa un balón de oxígeno para el sector y una inyección de optimismo general para el país. Y es que globalmente el sector editorial ha crecido un 3,5%, lo que demuestra que muchos se precipitaron a la hora de anunciar la muerte del libro. Este formato de lectura en papel, que dio el gran salto a raíz de la invención de la imprenta por parte de Johannes Gutenberg hace más de cinco siglos, es todavía hoy el preferido por la ciudadanía, representando el 93% del negocio frente al 7 % de los libros digitales y audiolibros. Y como el libro se resiste a desaparecer, la literatura y la industria editorial mantienen el pulso, a pesar de los problemas de algunas empresas insignias del sector.
Catalunya, Patrici Tixis, es que en Catalunya, en contra de lo que es la tendencia dominante en Occidente, un 60% de las ventas se producen todavía en librerías de proximidad y no en grandes cadenas. Esta capilaridad de las librerías, que representan toda una infraestructura cultural repartida por el territorio, es uno de los activos más importantes con los que cuenta la cultura catalana. Para hacerse una idea, en Madrid las ventas en librerías no llegan al 40% y en el mundo anglosajón la cifra es del 10%. No sólo nos gusta el papel, pues, sino que además el consumidor confía en los libreros como prescriptores. La eclosión de nuevas librerías en Cataluña en los últimos años no es ajena a esta tendencia, así como tampoco la aparición de aventuras editoriales con sello de autor que hacen que cada vez haya menos vacíos en el catálogo de literatura traducida al catalán , además de dar oportunidades a nuevos valores de la escena literaria.
Este éxito es producto, según Tixis, del fantástico rendimiento del día de Sant Jordi, día en que la mitad de los libros que se venden son en catalán, cuando el resto del año no llegan al 30%, y también de la Semana del Libro en Catalán, que se ha convertido en una cita ineludible para el lector. Sin embargo, no todo son buenas noticias para el futuro. En la escuela saltan las alarmas por los déficits de comprensión lectora, lo que compromete el repuesto generacional de lectores y debería ser motivo de preocupación para las autoridades. La experiencia muestra que, cuando se ofrece un amplio abanico de posibilidades de calidad, el público responde. Y el mundo del libro ha demostrado que sabe adaptarse con rapidez y agilidad a las nuevas tendencias y gustos, casi en tiempo real, como seguramente ningún otro sector es capaz de hacer. sector para seguir apostando por el libro en catalán y la administración para convertir la lectura en la piedra angular del sistema educativo. Ante los mensajes apocalípticos, la mejor respuesta serán siempre las cifras. Y éstas son positivas.