El catalán en Europa

¿En qué cambiará tu vida si el catalán es oficial en Europa?

10 ámbitos que incorporarán la lengua: del etiquetaje al programa Erasmus y de las oportunidades laborales al pasaporte

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Un cliente de un supermercado leyendo el etiquetado de los productos alimenticios.

BarcelonaQue el catalán sea oficial en el Congreso de Diputados, como sucederá el martes, tiene un sentido político, simbólico y democrático. Pero que el catalán fuese oficial en la UE, que tiene 430 millones de ciudadanos, además de los valores intangibles, también tendría consecuencias instrumentales en el día a día de los ciudadanos.

Como las directivas europeas favorecen las lenguas oficiales, en la práctica hoy en día existe una "desoficialización encubierta del catalán", dice el secretario de política lingüística del Govern, el sociolingüista Francesc Xavier Vila. Así es que existen leyes europeas que dificultan el uso del catalán en los territorios de habla catalana. Incluso el pasaporte español tiene una página con las otras 23 lenguas oficiales de la UE pero, paradójicamente, no incorpora las tres lenguas que ya son oficiales en su territorio. ¿Qué diferencias encontraríamos si el catalán fuera oficial?

1. Pedir ayudas en catalán

El cambio más evidente es que se podría utilizar el catalán frente a las altas instituciones europeas y todos los organismos de la Unión. Esto no sólo afectaría a los representantes públicos y a los trabajadores que están en Bruselas. También afectaría a los ciudadanos que están en contacto con las instituciones europeas y que, por ejemplo, solicitan ayudas. O a los abogados y gestores que deben seguir los reglamentos comunitarios, desde la agricultura hasta el transporte. Todo lo que se conoce como caudal comunitario, los documentos oficiales de las instituciones, deberían existir en catalán.

2. Las etiquetas de comida y los medicamentos

Los efectos serían tan cotidianos que cambiarían el paisaje del súper y la farmacia. La normativa europea de etiquetado obliga a que los productos incluyan una o más lenguas de entre las oficiales de la Unión Europea y, por tanto, en algunos campos, como el alimentario, impide que las autoridades catalanas obliguen al etiquetado en catalán (el Código de Consumo pierde aquí su efectividad). Un real decreto español determina que todos los productos comercializados en el Estado deben estar etiquetados, como mínimo, en castellano (hay hasta 155 normativas que lo especifican). El productor podía decidir si añadía también el catalán (y asumía los costes), pero si es oficial en Europa será obligatorio ponerlo en las etiquetas.

3. Nuevas oportunidades laborales

Para trabajar en las instituciones europeas como funcionario se necesitan, como mínimo, dos lenguas oficiales obligatorias. Si el catalán pasa a ser una, todos los catalanes cumplirían este requisito (que, siendo realistas, debería complementarse con el inglés). También se abrirían directamente varias plazas de traductores e intérpretes en las instituciones europeas. Y traductores y lingüistas se beneficiarían de que las multinacionales y empresas de distribución a nivel europeo deberían incorporar el catalán.

4. Más estudiantes en todos los territorios

La oficialidad incrementaría la utilidad del catalán fuera del Principado, sobre todo en los lugares donde está más minorizado, como en la Franja, y en especial en los otros estados donde se habla fuera de España: en Francia, Italia (Alguer) y Andorra. Por ejemplo, incentivaría el aprendizaje de catalán en la Bressola de la Cataluya Nord, cuyos estudiantes saldrían hablando tres lenguas oficiales de la UE. "La oficialidad pone al catalán en la cadena de valor, de lengua útil y que vale la pena aprender", señala Vila.

5. Un currículum estandarizado

El modelo de currículum oficial europeo (el Europass, el curriculum vitae elaborado por la UE para que las candidaturas de los ciudadanos del continente sean comparables) y el pasaporte lingüístico europeo (Language Passport) incluirían el catalán, lo que equipararía a los profesionales catalanes a los estándares del resto de ciudadanos de la Unión.

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6. Que lleguen Erasmus sabiendo catalán

Una situación que se da en las aulas de las universidades es que un estudiante Erasmus pida que la clase se pase al castellano para que pueda seguirla. Hasta ahora quizás tenían excusa de no conocer el catalán, porque no estaba dentro del proyecto Erasmus+. En cambio, si es lengua oficial, formará parte del Online Language Support (OLS), la herramienta de formación y soporte lingüístico para los estudiantes de Erasmus de la Unión. Esto no sólo visibiliza la existencia y utilidad de la lengua, sino que les permite prepararse y aprenderla desde su país de origen. Hasta ahora "se habían olvidado" del catalán, dice Vila, y la Generalitat ha tenido que realizar gestiones durante años y financiar el contenido para que se incorpore ahora.

7. La herramienta de traducción automática

La eTranslation es la herramienta de traducción automática online y de última generación proporcionada por la Comisión Europea. Además de ser de uso interno, va dirigida, por ejemplo, a las pymes, para que puedan ahorrar tiempo y costes en traducciones si son empresas exportadoras. Está disponible en las 24 lenguas oficiales y también en árabe, chino, japonés, islandés, noruego, ruso, turco y ucraniano. También estaría el catalán.

8. Adaptar la terminología europea

La UE tiene un ente de creación de terminología estándar (IATE) que no sólo recoge neologismos y la terminología propia de la actividad de la UE (EuroVoc), sino que también tiene un libro de estilo con las convenciones de las instituciones, órganos y agencias de la UE. Esto es especialmente importante en el terreno legal. Se incluyen las lenguas oficiales e incluso las de los países candidatos a entrar, pero no la lengua de 10 millones de europeos. El catalán siempre irá a remolque y por su cuenta hasta que sea oficial.

9. Estar en la plataforma europea de educación

Cualquier iniciativa que tenga el sello de la UE y que se realice en las 24 lenguas oficiales sería por defecto también en catalán, sin invertir recursos públicos extra. Por ejemplo, la Plataforma Europea de la Educación Escolar (que reúne a todos los agentes, recursos y potencialidades de la comunidad educativa) y la plataforma eTwinning (para centros escolares) serían en catalán. O todo el programa Europa Creativa, que prevé un presupuesto para el período 2021-2027 de nada menos que 2.440 millones de euros.

10. El final de la 'cultura de peaje'

Hasta ahora las instituciones catalanas debían hacer un esfuerzo suplementario si querían equipararse a las lenguas europeas y, de su bolsillo, debían pagar sus traducciones en todos los ámbitos en los que quisieran estar presentes. El catalán ahora es una cultura de peaje: "Pagamos [vía impuestos y financiación estatal] para traducir a las otras 24 lenguas y pagamos extra para hacerlo a la nuestra –dice Vila–. Si somos una lengua oficial en las instituciones, todo saldrá del paquete común, cosa que nos normalizaría".

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