Catalanes fascinados por las lenguas antiguas: ¿por qué estudian copto, egipcio o arameo?
Los estudiantes de lenguas clásicas explican que lo hacen para saber de dónde venimos, para ensanchar la forma de ver el mundo, por el gusto de saber y el placer de estudiar


Barcelona"El interés por las humanidades ya ha vuelto. Basta con ver cómo se llenan los cursos extraacadémicos. La sociedad necesita el conocimiento humanístico que el sistema educativo ha dejado de ofrecer", afirma el filólogo clásico, escritor y editor Raül Garrigasait, presidente de La Casa de los Clásicos. En un mundo en el que se prioriza el rendimiento económico y la enseñanza instrumental, en la era de las pantallas y la inteligencia artificial, las aulas se están llenando de gente con ganas de escuchar, leer y aprender. A menudo buscan conocimientos que no tienen una finalidad ni utilitaria ni laboral; sencillamente se trata del placer de hacer una pausa, construir un pensamiento crítico o abrir la puerta a mundos desconocidos.
Mientras la literatura, las lenguas y la filosofía pierden peso en el sistema educativo, espacios como la Escuela Europea de Humanidades, el Instituto de Humanidades, el Ateneo Barcelonés, el Ateneo Universitario Sant Pacià y las universidades catalanas llenan las aulas "de gente de 50 a 80 años que no se quieren entretener, se quieren formar en humanidades porque se quieren formar como ciudadanos –explica Javier Velaza, decano de la Facultad de Filología y Comunicación de la UB–.
Las lenguas clásicas son uno de esos saberes que atraen a estudiantes muy heterogéneos. La primera pregunta que siempre les hacen es: "¿Pero por qué?" "El gran error de nuestro mundo es el «¿de qué sirve?» Ya me lo preguntaban estudiando historia. Pues por saber de dónde venimos, por ensanchar nuestra manera de ver el mundo, por el puro gusto de saber, por el placer de estudiar. también afecta al mundo", dice la profesora de egipcio Pilar Casals. La universidad, la investigación y la enseñanza secundaria son las salidas profesionales para los titulados en filologías –de los que existe una gran necesidad– y puntualmente también el sector editorial, la diplomacia, el turismo. El mundo de la empresa también está pidiendo profesionales con una solvente formación humanística.
Hemos entrado en la Escuela de Lenguas Antiguas del Ateneo Universitario Sant Pacià, que atrae tanto a los estudiantes de sus facultades de Teología, Filosofía Cristiana y Liturgia como adultos que estudian fuera de los estudios reglados. 'apunta a hacer hebreo antiguo, egipcio o copto. nos ayudan a entender la cuna de nuestra cultura. La lengua no es sólo un instrumento para hablar, sino un vehículo de transmisión de conocimiento, de cultura y de comunión humana, es decir, transmitimos un espíritu, una forma de ser, de vivir, de entender el mundo", dice Marcos Aceituno, secretario general de la Escuela de Lenguas Antiguas.
"Estudiar una lengua siempre te pone en contacto con un mundo que es diferente al tuyo y que funciona con sus propias reglas. De alguna manera, te obliga a salir de dentro de ti mismo y te invita a apreciar otra realidad. moverse. Si además se trata de lenguas que han tenido un enorme impacto en nuestra civilización, como el hebreo o el griego, entonces la recompensa es inmensa: en cada palabra de éstas. lenguas resuenan siglos de historia", afirma Garrigasait.
Hebreo antiguo y griego
Un cura ruandés entre el hebreo bíblico y el catalán del Bages
Achille Nzamurambaho (Cyangugu, Ruanda, 1980) lleva catorce años cura, los tres últimos en Catalunya Le propuso su obispo ruandés y le pareció "que sería bonito", dice. y hacer tarea pastoral, porque aquí faltan curas". Ahora es el párroco de la parroquia de Santa María de Navarcles (Bages) y, con un catalán fluido, se presenta directamente como Aquileo. Su biografía, pues, explica que dedique dos mañanas a la semana a estudiar el máster en teología bíblica en el Ateneo Universitario Sant Pacià, una institución 'Iglesia catalana que depende académicamente de la Santa Sede.
"El hebreo es el idioma original de la Biblia, por tanto, el primero mensaje que Dios dio a los hombres fue escrito en hebreo y griego. Por eso es muy importante para los cristianos, y más para los sacerdotes, conocer los orígenes de nuestra tradición", explica. La puerta de entrada de la cultura judía es aprender su lengua, explica, porque "traduce una forma de vida de la gente". Poder leer el mensaje bíblico original le permite entrar por su cuenta en los textos antiguos, sin intermediarios. traición, ya veces no expresan del todo lo que quería decir ese mensaje. Cuando tienes tu versión puedes sacar el mensaje correcto".
Nzamurambaho habla ruandés, francés y catalán, pero no habla tan bien castellano. De hecho, cuando los religiosos ruandeses llegan para ejercer a Catalunya, pasan un mes de adaptación y aprendizaje en Santa Margarita de Montbui, en casa del cura Josep Maria Pujol, que fue misionero en Ruanda durante veinte años y habla las dos lenguas. Como él llegó en el 2021, en pospandemia, no pudo dar clases: "Te espabilas hablando con la gente y haciendo celebraciones y acabas por hablar catalán; evidentemente, saber francés nos ayuda", dice. Él pasó los seis primeros meses en Sant Vicenç de Castellet, un año de vicario en Igualada, dos años de párroco en Sant Hilari Sacalm y apenas lleva dos meses en Navarcles. "Los curas tenemos la obligación de adaptarnos a cualquier sitio. Tu misión en general no cambia, pero debes adaptarte a la mentalidad del pueblo y de la gente que hay", dice tranquilo.
El máster se le alargará cuatro años porque dedica a la parroquia la mayor parte del tiempo. "Yo invitaría a la gente a estudiar estos idiomas, no son sólo para los curas", afirma. Pero la realidad es que es el único alumno de griego y sólo tiene un compañero a hebreo, otro cura ruandés. "¿La gente tiene miedo o qué? Estudiar algo nuevo siempre es bienvenido", observa. Después de cinco años, su obispo ruandés deberá decidir si renueva su contrato por otros cinco años, y con la opción de hacer el doctorado, o bien si es hora de volver a casa.
Copte
La obsesión de una historiadora por el Imperio Romano
Existe el mito que los hombres piensan todos los días en el Imperio Romano. En el caso de María Nirva Siuró (Barcelona, 2001) es verdad: ella piensa en el Imperio Romano de Oriente. El estudio de la Antigüedad Tardana, es decir, la caída del Imperio Romano de Occidente, fue la puerta de entrada para descubrir una cultura más lejana y desconocida, Constantinopla, la parte del imperio que va perdurar mil años más que los nuestros romanos.
Cuando se graduó en historia en la Universidad de Barcelona, Siuró decidió que quería profundizar en su época preferida y en un tema central: la teología de la época bizantina. "Entonces política y religión iban de la mano. Yo quiero dedicarme al estudio de las religiones en el Imperio Romano de Oriente –explica la joven–. En aquella época hubo una explosión de cristianismo ortodoxo, es cuando se crea la base teórica del cristianismo, por ejemplo el credo cristiano, lo de «padre, hijo y espíritu santo», y después se expande hacia Occidente".
Hija de padres economistas y no creyente, notaba que para encaminarse hacia el doctorado iba "floja de lenguas antiguas", porque en historia no se hacen como filología clásica. El año pasado reforzó el latín en el máster de bizantinismo y ahora toca el griego y el hebreo moderno en el máster en culturas y lenguas de la antigüedad. "Son lenguas que en el día a día no utilizas, pero sí en el día a día académico. Realmente no sé por qué hago copto, supongo que me llevaron los autores. No sé si lo utilizaré en un futuro, pero te permite ir a la fuente primaria si quieres estudiar a un autor cristiano", explica.
"El copto es el último estadio del egipcio, ya utiliza sobre todo el alfabeto griego y tiene un impulso importante por parte de la comunidad cristiana", explica. Se considera una lengua muerta, porque carece de hablantes nativos desde el siglo XVIII, aunque se mantiene en la liturgia de la Iglesia copta. El problema de este tipo de lenguas es la falta de estudiantes para formar grupos grandes. "El copto no está en la universidad, ni a nivel literario", dice. Por eso ha llegado a la Escuela de Lenguas Antiguas, porque puede estudiarse fuera del marco de una carrera. Son dos personas en clase. Admite que, estudiando una lengua tan inusual, no puede evitar que sus amigos hagan "un poco de cachondeo".
Egipcio antiguo
La farmacéutica que se jubilará resolviendo jeroglíficos
La curiosidad por entender el mundo es lo que siempre ha movido Maria Àngels Mas (Agramunt, 1948). Estudió una carrera de ciencias, farmacia, y ha ejercido toda su vida tras el mostrador –de hecho, sigue trabajando en el establecimiento que regenta en Molins de Rei–, pero sus intereses se ensanchan más allá de las fórmulas químicas y la medicina. La muestra es que estudió, ya de mayor, historia. Una amiga enfermera le animó a volver a la universidad juntas, y la compañera se borró pero ella se graduó: "Me gustan las películas históricas, pero a veces había cosas que no entendía. Y dije : «Me gustaría hacer historia». Fui haciendo poco a poco y la terminé en los cincuenta y pico.
Luego vino la teología, y un curso bíblico para estudiar a los profetas. Cuando se enteró de que la propia profesora, Pilar Casals, enseñaba a leer jeroglíficos, se apuntó con una amiga. Ya es el tercer curso que estudia antiguo egipcio. "Es muy emocionante, yo no me lo creía. Parece difícil y no, es fácil. Te vas aprendiendo los dibujos con reglas mnemotécnicas, como hacíamos en farmacia, y los adivinas bien. Aunque a mí me cuesta dibujar", afirma.
"Viajando también se aprende, pero si sabes la historia, es mucho mejor", opina la farmacéutica. Las lenguas ofrecen una aproximación muy distinta, más profunda, a una civilización tan fascinante. Cuando Mas viajó a Egipto, ni se fijó en los jeroglíficos, y ahora podría descifrarlos. Sin embargo, no pretende tanto dominar una lengua como tener otras sensaciones: "Mi objetivo es activar la memoria. Y también es un relax, para mí: cuando me pongo a hacer esto, sólo pienso en esto", explica. A su edad, no necesita justificar el sentido de sus aficiones más allá del gusto: "Hay muchas cosas que no sirven más que para ti mismo, para gozar de ello, porque es interesante", expone. Y suelta la frase hecha que es un mantra para los estudiantes maduros: "El saber no ocupa sitio".
Hebreo moderno
Aprender hebreo para hacer las paces con el pasado
La profesora de alemán Uta Weis (Darmstadt, 1958) es el caso paradigmático de la profesional y madre de cuatro hijos que encuentra en su jubilación el tiempo para satisfacer sus intereses vitales. "Tengo tiempo para cosas que no podía hacer –afirma–. Desde muy joven me interesaba la cultura y el pueblo judío, por lo que han tenido que pasar y por personajes tan importantes como Karl Marx, Sigmund Freud o Albert Einstein. Pero además, como filóloga, me interesaba saber cómo funciona el hebreo, que es tan diferente del alemán, inglés, castellano y catalán, que son las lenguas que controlo", explica. Weis estudió inglés y castellano, y gracias a varias becas terminó en Madrid, donde encontró pareja y vivió cinco años. Se trasladaron a Barcelona en 1990 y entró a trabajar en el Goethe Institute.
Weis agradece la posibilidad de poder realizar sólo hebreo moderno, el idioma y la cultura popular, fuera de ningún grado o máster. Es el tercer año que acude a la Escuela de Lenguas Antiguas. También son dos en clase, "y es un lujo, para mí es el highlight de la semana, aprendo muchas cosas", afirma. Personalmente no tiene vínculos con la cultura judía, pero sí arrastra las heridas del pasado. "Tiene mucho que ver con ser alemana. Mis padres pasaron la Segunda Guerra Mundial y en mi generación, la familia y la escuela nos hablaban de ellos: ellos eran víctimas y nosotros verdugos, y eso pesa. A mí siempre me ha pesado mucho. Porque es diferente cuando te cuenta tu madre, como veía que desaparecían. Siempre me dijo que claro que la gente sabía que se les llevaban a los campos de concentración. Yo desde joven he vivido con esto. Y te preguntas: por qué este pueblo siempre tiene estos problemas, esta historia tan triste", reflexiona.
Aprender hebreo moderno es colocar una nueva carpeta en el cerebro. "Para mí es como si se me abriera un mundo . Es increíble. Yo ya no me pregunto para qué sirve, quizás si tuviera veinte años menos sí, pero tengo una edad que puedo hacer cosas que no sirvan para nada y es lo mejor que puede pasarte: los cursos son para mí. Me sirve para abrir mi horizonte, para manejar la cabeza, para estudiar todos los días. Y en este momento, tal y como está Oriente Medio, conviene saber la historia para intentar entender, también, su posición", explica.
Egipcio y arameo
Una gran políglota en lenguas antiguas
El primer año que estudiaba historia antigua, Pilar Casals (Barcelona, 1981) vio un anuncio del curso Del Jeroglífic en el Alfabeto. "Pensé que me hacía curiosidad y ¡uade!, el mundo me cambió. Me enamoré de los jeroglíficos y ya estuvimos allí. Desde el principio pensé que un día sería profesora de egipcio". Este veneno lo acabaría llevando a realizar egiptología (ha estudiado latín, griego, egipcio, neoegipcio, copto, demótico, fenicio, hebreo bíblico) ya graduarse en ciencias religiosas para poder investigar el cruce entre las dos culturas. "No podemos olvidar que la primera vez que aparece el nombre de Israel está en un jeroglífico, en la Estela de Merenptah [1208 a. C.]. El mundo en la Antigüedad era mucho más poroso de lo que imaginamos", explica.
La lengua egipcia aparece en los primeros jeroglíficos hacia el 3500 a. C. y se mantiene viva hasta el siglo XVII transmutada en el copto. Lo que se considera egipcio clásico es el de la época del Reino Medio, un momento de gran estallido literario, de cuando datan los famosos cuentos deEl náufrago y Sinuhé el egipcio. "Los egipcios ven a los jeroglíficos como palabras divinas, como un regalo de los Dioses, y consideran que lo escrito tiene poder real", explica. Esta concepción tan diferente a la lengua es una muestra de por qué todavía tiene sentido estudiar lenguas muertas. "Más allá de la historia, la religión y la literatura, la lengua también te da un extra de información para ver cómo se articula un pensamiento. Es como tener contacto con otra forma de mirar el mundo. Y pienso que eso también nos hace más respetuosos con el otro, con la diferencia", sostiene. Cuando lee a los profetas se da cuenta de que, en el fondo ve, "los antiguos tenían los mismos problemas" que nosotros. "La historia nos interesa por reflexionar sobre el mundo que vivimos ahora y, si podemos, construir un mundo mejor", sentencia Casals.
Este entusiasmo es lo que hoy transmite a sus alumnos de egipcio clásico. Y sigue estudiando más lenguas antiguas: ahora se ha puesto con el arameo. "A partir del siglo V, el arameo era la lengua franca de diferentes civilizaciones de Oriente, como el inglés. Era la lengua de Jesús", afirma. La sustituyó el griego, y después el árabe, y hoy el arameo está en peligro de extinción. De hecho, ninguna de las lenguas que estudia Casals pueden servir para guiarse en un aeropuerto o para leer la carta de un restaurante. Su motivación es distinta. "El estudio de las lenguas antiguas nos da la posibilidad de dialogar con el pasado a través de sus textos. Si no conocemos el pasado estamos condenados a repetirlo: las personas desarraigadas no saben dónde navegan", opina Casals.
El Ateneo Universitario Sant Pacià es una institución de la Iglesia catalana situada en el Seminario Conciliar de Barcelona que cobija cuatro facultades: la de Teología, la de Filosofía Eclesiástica, la de Liturgia y la Facultad Antoni Gaudí de Historia, Arqueología y Artes Cristianas . También la Escuela de Lenguas Antiguas, que acoge a alumnos de sus propios grados y alumnos externos (ahora mismo, 69), y que quiere ser una semilla de un centro de estudios para investigar textos antiguos con traducción catalana. Se ofrecen latín, griego, hebreo antiguo y moderno, arameo, siríaco, copto, egipcio clásico y etíope clásico, lenguas vinculadas a la religión católica pero que no tienen un uso exclusivamente religioso. El estudio de las lenguas permite realizar un viaje por el mundo helenístico (s. IV aC - I dC) y romano (s. I-XV), focalizado en el origen del cristianismo, en la evangelización y en las civilizaciones que tuvieron contacto a lo largo de los siglos. "Si no vigilamos habrá lenguas que se perderán: el arameo cuesta mucho que se ofrezca. Sí hay especialistas, pero las lenguas semíticas ya no se imparten", lamenta Marcos Aceituno. El Ateneo Universitario tiene el objetivo de convertirse en una universidad de pleno derecho –la primera de la Iglesia catalana, porque la Universidad Internacional de Cataluña está vinculada al Opus Dei– reconocida por la Santa Sede y el ministerio de 'Universidades.