Coches clásicos

Citroën XM, 35 años de la alfombra voladora con suspensión hidractiva

Repasamos la historia de una de las berlinas más revolucionarias de la marca francesa, que introdujo la electrónica en el sistema de suspensión

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Citroën XM, 35 años de la alfombra voladora con suspensión hidractiva

Hoy en día, Citroën es una marca que, aunque sigue lanzando al mercado modelos que destacan por su comodidad y diseño diferenciado, nada tiene que ver con lo que era hace cuatro o cinco décadas. De acuerdo, productos como el Citroën C5 X no sólo han innovado estéticamente, sino que equipan la suspensión activa Citroën Advanced Comfort con amortiguadores hidráulicos progresivos (heredera directa de la suspensión hidroneumática de los años 80). Pero no nos engañemos, la actual gama de la marca francesa no llama tanto la atención como la de hace varios años.

Modelos como el 2CV, el Méhari, el DS, el GS, el BX o el impresionante SM desarrollado en colaboración con Maserati marcaron una época en la que las marcas francesas destacaban por diseñar coches espectaculares y que se salían de la norma. Una época en la que, además, estos fabricantes se atrevían a desarrollar berlinas de lujo y las vendían sin problemas... hasta que llegó la "marquitis" y la mayoría de clientes empezaron a apostar en masa por las premium alemanas.

El diseño del Citroën XM creó tendencia, y sus líneas maestras pasaron al Xantia
El interior apostaba por el lujo y por materiales de gran calidad

A finales de los años 80, Citroën buscaba crear un digno sucesor de los míticos DS, SM y CX que habían posicionado a la marca francesa como uno de los referentes del lujo y la innovación, gracias en cierto modo a la suspensión hidroneumática. El modelo resultante no sólo debía mantener la tendencia a nivel de diseño, sino que debía incorporar las evoluciones informáticas y electrónicas del momento. ¿El resultado? El Citroën XM, un modelo que este año celebra su 35 aniversario.

Citroën XM, revolución de diseño y confort

Bertone fue el encargado de diseñar un coche que se inspiraba directamente en el citado Citroën SM de los 70, y que destacaba por su aerodinámica y por lucir unas líneas rectas muy marcadas que crearon tendencia, y continuaron posteriormente en Xantia. Pero las innovaciones del XM no sólo se trasladaron a lo que el ojo ve a simple vista, sino también a toda una serie de soluciones prácticas que le posicionaron como uno de los coches más revolucionarios de la época.

Las líneas aerodinámicas siempre han caracterizado a la marca francesa.
También existía una versión familiar, pero su diseño era más tradicional.

Por ejemplo, la carrocería estaba formada por 13 vidrios, lo que aportaba una luminosidad al interior nunca antes vista. Además, los faros delanteros eran los primeros grupos ópticos de superficie compleja de la historia del automóvil, y podían concentrar toda la luz en un área mucho más pequeña de lo habitual y haciendo posible que sólo tuvieran 70 mm de altura.

Pero si el Citroën XM fue nombrado Coche del Año en Europa en 1990 no fue sólo por su diseño exterior (que también), sino porque llevaba un paso más allá la mítica suspensión de la marca. Se trataba de una nueva suspensión hidractiva que tomaba el relieve de la famosa hidroneumática y aumentaba su confort y capacidad de reacción. Por lo que respecta a los motores, el XM continuó el camino iniciado por el SM incorporando una mecánica de gasolina de 3.0 litros y seis cilindros en V, que en la versión de 24 válvulas desarrollaba una potencia de 200 CV.

La versión de 1994 actualizaba ligeramente el diseño, pero mantenía el ADN del modelo original.
El interior del nuevo modelo era mucho más tecnológico e incorporaba la tecnología de multiplexado.

1994, la revolución del multiplexado

El Citroën XM original creó tendencia en cuanto al diseño, por lo que la actualización del año 1994 no le supuso un gran cambio estético. Pero donde la marca francesa quiso innovar era en la tecnología, por lo que incorporó el revolucionario multiplexado. Esta tecnología vanguardista permitió al XM equipar un panel de control y un cuadro de instrumentos totalmente conectado a las funciones del automóvil a través de datos digitalizados, simplificar la arquitectura eléctrica y permitir una gestión y una coordinación de los sistemas del vehículo a través de una centralita. Un sistema que permitió realizar funciones que hoy en día, 30 años después, todavía seguimos utilizando. ¡Feliz cumpleaños, XM!

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