El coche eléctrico y la recuperación económica

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Planta de Seat en Martorell. Cristina Calderer

El presidente del grupo Volkswagen, Herbert Diess, confirmó ayer que la planta de Seat de Martorell fabricará coches eléctricos en el acto de los 70 años de la marca, que contó con la asistencia del rey, Felip VI, y el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez. El anuncio era muy esperado por los sindicatos, puesto que garantiza la continuidad de una planta donde trabajan 12.000 personas y de la cual dependen muchos más puestos de trabajo. Pero es una gran noticia para todo el sector y para la economía catalana en general, puesto que supone un salto para caminar hacia una industria verde y puntera, en la línea de lo que la Comisión Europea ha fijado como condición para acceder a los fondos europeos. El anuncio es también un mensaje de esperanza para un sector que ha visto en los últimos tiempos cómo Nissan abandonaba Catalunya y cómo la pandemia ha hundido las ventas de coches.

Para hacernos una idea de la importancia de la noticia hay que recordar que el sector de la automoción representa un 10% del PIB catalán, cuenta con 11.000 empresas y da ocupación directa a 56.200 personas, que son más de 143.000 si se incluye la distribución y la reparación. Por lo tanto, resulta imprescindible una modernización del sector y una adaptación a las nuevas tecnologías de movilidad para asegurar su viabilidad. Esta transición no será fácil y tendrá costes, pero es necesaria y se tiene que acelerar si no se quiere perder el tren del futuro. Esto quiere decir que el Estado y la Generalitat tienen que hacer una apuesta decidida por la electrificación e incentivar la compra de estos vehículos menos contaminantes.

El otro foco de atención de la jornada fue la ausencia de autoridades catalanas, que quisieron protestar así ante la figura del rey Felipe VI, muy cuestionada en Catalunya por su discurso del 3 de octubre de 2017. Este tipo de boicots, que se entienden desde el punto de vista político, tienen, sin embargo, un peligro, y es el de trasladar la imagen de que a los gobernantes catalanes no les interesa la economía o tienen otras prioridades. Con el gesto de ayer, quien capitalizó el anuncio de Diess fue el presidente español, Pedro Sánchez, cuando la Generalitat hace años que batalla para conseguir el coche eléctrico y la consellera Àngels Chacón ya aprobó en su día un plan de ayudas específicas a las empresas.

Precisamente, los empresarios reclamaron el jueves en un acto conjunto en Barcelona que el próximo Govern se centre en la recuperación económica y distense la situación política. Es una demanda razonable en plena pandemia, pero la pregunta que se tendrían que hacer los firmantes del manifiesto es qué pueden hacer ellos para ayudar a crear un contexto propicio al diálogo. Y hay una cosa muy fácil pero muy simbólica, que sería que las empresas que trasladaron la sede social fuera de Catalunya después del 1-O ahora la volvieran a su lugar original. Es conocido que los centros de producción han continuado en Catalunya, y que grandes empresas como Seat se negaron a dar el paso, pero este gesto sería especialmente relevante y ayudaría a lanzar el mensaje que ahora todo el mundo está a favor de centrarse en la recuperación económica.

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