¿Qué es la coquettecore? La tendencia que te hace sentir profundamente estúpido

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Una chica con un lazo en una imagen de recurso.

Para comprender un poco más la generación Z, es necesario conocer una palabra crucial de su vocabulario, coquettecore, una tendencia del 2022 de TikTok que ahora ha emergido con mucha fuerza. Pese al aroma hiperfemenino e infantilizante, es contrario a las proclamas machistas que la perciban como fleuma y la quieran sexualizar. En esta estética proliferan elementos de ropa infantil antigua como grandes lazos, encajes o zapatos mary-jane, fusionados con detalles de época como corsés, mangas con volumen y perlas, que, a su vez, se entrelazan con el mundo de la realeza y el del ballet a través de tules y colores pastel. Pero ser coquette no es sólo una indumentaria, sino también un comportamiento, como tomar el té con pastas en tacitas de porcelana, leer novelas de Jane Austen y las hermanas Brönte o disfrutar de películas como Maria Antonieta, El cisne negro o Barbie.

De hecho, de un tiempo a esta parte, se emplea con frecuencia la palabra core en sustitución de la palabra tendencia, para hablar de modas emergentes. La coquette pertenece a una gran familia de coras, que requieren tiempo y paciencia para comprender los límites entre ellas. Por el lado de la rememoración de épocas pasadas, como la era victoriana o el rococó, está la regencycore, incentivada por la serie Los Bridgerton, que, a su vez, también puso de moda el mundo de la realeza con The Crown y dio paso a la royalcore, con derivadas como la princesscore, la queencore y la knightcore.

Por la vertiente historicista también se encuentra otra tendencia nostálgica, la grandmacore, que propone una versión glamurosa de la ropa de nuestras abuelas, como prendas antiguas, jerséis de punto grueso o pañuelos en la cabeza. Pero, aviso a navegantes: si nos basamos tan sólo en el pañuelo, corremos el riesgo de confundirnos con la italiancore oleuropeocore, que recrean la imagen de unas vacaciones estivales de lujo, como si fuéramos Grace Kelly en un descapotable por la Côte d'Azur, con el pelo protegido del viento. Ojo también con el color rosa característico de la coquette, que también puede hacernos creer que estamos ante la balletcore o la barbiecore.

La cottagecore también tiene muchas similitudes con la coquette, aunque la primera pone más acento en la vertiente historicista con tintes románticos, con una visión idealizada de la vida en el campo, entendido como un espacio de paz y autenticidad. Un rasgo que también comparte con la farmcore, inspirada por los granjeros, junto a estilísticamente de la cowboycore. El amor por la naturaleza idealizada también se encuentra en la goblincore, basada en el hipotético universo de los duendes del bosque, y la fairycore, inspirada en las hadas. Dos tendencias muy cercanas entre sí pero que, mientras la primera tiene más de farmcore y cottagecore, la segunda es más coquette.

Es difícil llegar en este punto del artículo sin, primero, no perderse en la explicación y, segundo, sentirse profundamente imbécil. Y esto es lo que me pasó al leer los innumerables artículos de las principales revistas y portales de moda que, además de ofrecer manuales de estilo de la perfecta coquette, aportaban justificaciones sociológicas para dar consistencia al suflé. Con esto no niego la existencia de tendencias, muchas de las cuales requieren distancia histórica para identificarlas y comprenderlas. Pero me resulta extraño que dentro de diez años recordemos esta precipitación de coras, puesto que, lejos de ser una respuesta al contexto, nacen artificialmente de la necesidad bulímica de los medios de comunicación y la industria de generar novedades constantes que sigan engrosando hasta el infinito la necesidad de compra.

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