El creador de ‘Chernobyl’ narra ahora el fin de la civilización en ‘The last of us’
HBO Max estrena la ambiciosa adaptación de uno de los videojuegos más exitosos de la última década
BarcelonaLas adaptaciones de videojuegos despiertan recelos frecuentes: trasladar una experiencia interactiva basada a menudo en disparos a una narrativa convencional con tramas y personajes complejos es difícil, y muchos intentos se han quedado tan solo en la importación de una estética y algunos elementos visuales. Pero The last of us llega al catálogo de la HBO con el aval de haber sido ya considerada, antes de su estreno, como el intento más exitoso de trasladar a las plataformas el universo gamer. Esto además de ser la serie canadiense económicamente más ambiciosa, con un presupuesto de entre 10 y 15 millones de dólares por capítulo.
La historia es bastante convencional, dentro del género de terror, y sigue el primer volumen del videojuego, aparecido en 2013. Unos hongos han conseguido diezmar la población humana por el método de infectarlos y convertirlos en bestias agresivas que tratan de morder a todo el mundo para desposeerlos de voluntad y convertirlos también en agentes de contagio. Dos décadas después de esta colonización, los pocos supervivientes sobreviven en ciudades acorazadas. La que muestra la serie se rige por regímenes dictatoriales: cosas que pasan cuando la civilización se vuelve una selva y todo el mundo lucha por su propio interés porque el bien común se considera un lujo inasumible. El hecho de que el calentamiento de la Tierra provoque la mutación de los hongos que desencadena la pandemia, y una crítica evidente al fascismo rampante, añaden una pátina política a la ficción.
Es en este entorno doblemente agresivo –los hongos, las fuerzas de seguridad– donde viven los dos protagonistas de la serie: un contrabandista maduro que arrastra un trauma y una chica que no ha desarrollado la enfermedad a pesar de haber recibido el mordisco de uno de los pseudozombis. Con la esperanza de poder estudiarla para encontrar una vacuna, el traficante tendrá que proteger a la chica y llevarla a la otra punta del país, donde están los laboratorios adecuados. El camino, claro, no será fácil y estará lleno de encuentros con personajes –la mayoría ausentes en el videojuego original– que viven al límite.
A pesar de que la premisa es típica, la ejecución no lo es tanto, aunque solo sea por los medios que se han puesto a disposición de los creadores. The last of us recoge bien el mundo postapocalíptico del videojuego. Al fin y al cabo, Neil Druckmann, uno de sus creadores, se ha implicado en la serie como guionista y productor ejecutivo. La música también resultará familiar a los que hayan jugado, porque el autor del tema principal, Gustavo Santaolalla, ha compuesto la música de la adaptación. Pero HBO Max le ha querido dar una solidez de primera línea y, por eso, Druckmann ha hecho tándem con Craig Mazin, responsable de la exitosa y multipremiada Chernobyl, en la misma plataforma. A pesar de narrar dos paradigmas tan diferentes, las dos series comparten una atmósfera opresiva, de amenaza constante e invisible.
El otro puntal de The last of us es el dúo protagonista. Pedro Pascal (Narcos, The Mandalorian) vuelve a demostrar su solidez interpretativa con un personaje que es a la vez explosivo e introvertido. Y la inglesa Bella Ramsey, en el papel de la adolescente, confirma que la atención que captó haciendo de Lyanna Mormont en Juego de tronos no era fruto de la casualidad y firma aquí un rol que algunos medios americanos señalan ya como de aquellos que cambian una carrera. Gabriel Luna, Anna Torv o Merle Dandridge completan el reparto principal, que cuenta con participaciones esporádicas de Nick Offerman y Ashley Johnson, además de algunos actores que prestaban voz al videojuego.
HBO Max no ha confirmado si planea una segunda temporada, pero declaraciones de los creadores sugieren que este será un título estable durante unos años en el catálogo de la plataforma. En concreto, han explicado que, si se rueda una segunda temporada, incluirá todo el segundo juego de la saga, porque quieren evitar estirar la serie con contenido de relleno. Y también han insinuado que no pretenden que la serie acabe atrapando una franquicia de videojuegos, desarrollada por el sello Naughty Dog, que ha vendido más de 20 millones de copias solo con la primera de las aventuras.
El atractivo de exportar la marca a otros medios era evidente, pero el camino no ha sido fácil. Primero se intentó hacer una película, escrita por Druckmann y producida por el director Sam Raimi. Pero el proyecto se estancó y no llegó a ver la luz. Esto fue en 2016. Cuatro años después, también se intentó llevar este universo a la pantalla, de la mano de un cortometraje producido por Sony, que también fue abortado. El hecho de que Druckmann estuviera involucrado en la adaptación fílmica de Uncharted, otro de los videojuegos exitosos de la casa Naughty Dog, provocó que The last of us quedara unos cuantos años en espera, y eso que el creador se sentía mucho más cerca de este último título. Finalmente, HBO Max salió al rescate y lo ha convertido en una de sus apuestas principales para este 2023.