Aina Clotet: "Creo que, directamente, la conciliación no existe. Yo no sé lo que es"
Creadora y actriz
BarcelonaEsto no es Suecia, que se estrena este lunes en TV3 y 3Cat y el martes en RTVE Play, es la primera serie propia de Aina Clotet, que además de cocreadora de la producción también es la protagonista. Clotet interpreta a Mariana, que junto a su compañero, Samuel (a quien da vida Marcel Borràs, pareja en la vida real de Clotet), decide irse a vivir a Vallvidrera para que sus hijos crezcan en un entorno más amable y saludable que Barcelona. La comedia, que también se emitirá en Suecia, Finlandia y Alemania, acaba de ganar el premio Prix Europa a la mejor serie de ficción de televisión de 2023 que otorga el Parlamento Europeo y ha sido una de las propuestas destacadas del MIPCOM, uno de los principales mercados audiovisuales mundial.
He leído que decidiste hacer la serie, en parte, porque cuando fuiste madre la vida te cambió y no te habían avisado demasiado. ¿Fue un cambio muy fuerte?
— La serie no nace de cuando yo me inicio en la maternidad, que es cuando hice el primer cortometraje, sino con el nacimiento de mi segundo hijo, cuando fui a unas terapias de padres del barrio a las que me habían invitado. Allí es donde conocí a Sergi Cameron, que es coproductor de la serie, y donde empezamos a pensar que había un tema a explorar. Éramos unos padres muy diferentes entre nosotros, pero todos buscábamos lo mismo: una mejora, una excelencia, unas garantías: nos preguntábamos qué podíamos hacer para hacerlo bien... Y es cómo, "pero si no se podrá hacer bien ". La serie no dice que no tengas que formarte y leer, nada de eso. La serie habla de la dificultad de ir del discurso a la práctica y de esta generación que estamos intentando un tipo de crianza maravillosa pero que, en el fondo, estamos muy perdidos en lo referente a los referentes.
Es una maternidad muy exigente.
— ¡Muy exigente! Habla mucho de la exigencia, la serie. Por eso me alegra que conecte con gente que no es padre o madre, porque era uno de los objetivos. La serie habla de muchos temas universales. Cogemos la crianza y la ponemos en el centro, pero en el fondo, a través de la vida aspiracional de esta pareja que se va a un nuevo barrio, exploramos el miedo, y la búsqueda de perfección y de ideales que te pierde.
Esta perfección decías que es difícil de alcanzar. ¿Frustra mucho no conseguirla?
— Absolutamente. Es la necesidad de control. Mariana es un personaje que a lo largo de toda la temporada tiene que aprender esto. Muy pronto la serie viene a decir "muy bien, ese sitio idílico y lleno de garantías no existe". Y entonces el miedo se instala en los dos protagonistas de distintas formas. En el caso de Mariana la dispara hacia sus fantasmas. Mariana quiere proteger a sus hijos de los peligros de la vida, pero no se puede.
Mariana busca una maternidad diferente a la que vivió ella como hija. ¿Eso siempre ocurre cuando se es madre?
— Cuando eres madre analizas de dónde vienes y dónde quieres ir, ya sea porque te ha gustado lo que has vivido y quieres reproducirlo o todo lo contrario. En el caso de Mariana viene de una educación muy tóxica y con una madre con problemas de salud mental y, por tanto, ella quiere ser el modelo totalmente contrario. Ella ha carecido de amor, de atención, de aprobación. Quiere ser otro modelo de madre y se pasa de vueltas.
La serie se mueve en el terreno del humor. ¿Es el humor una herramienta básica para enfrentarse a la maternidad?
— El humor es una herramienta básica en la vida, y esta serie, sobre todo, sobre todo, sobre todo, nace de las ganas de reírnos de nosotros mismos. Era lo que más me apetecía. Cuando iba a estas terapias me apuntaba cosas y pensaba "es que yo me quiero reír de esto", quería reírme de ese fracaso permanente en el que estás inmersa. El tono de la serie es en lo que hemos puesto más intención. Es una comedia que tiene un falsa aura de thriller que es muy importante porque no deja de ser el miedo desde el punto de vista de la protagonista.
¿Te incomoda que la gente piense que la serie es autobiográfica?
— No, lo cierto es que no. Me gusta mucho Mariana. Creo que en el fondo es una mujer cargada de buenas intenciones, que se equivoca mucho y a mí me hacen mucha gracia muchas de las cosas que hace. Si sigues la serie, acaba haciendo cosas muy tiernas y terminas entendiendo su herida. Creo mucho en los personajes que van al extremo, no creo que tengamos que hacer personajes que caigan bien desde el principio. Hay muchas cosas en las que me parezco a Mariana, y muchísimas en las que no me parezco nada.
Como tú dices, Mariana es una mujer que cae bastante mal.
— Cae fatal, y va muy al límite. Pero no sé, Mr. Bean se cae fatal y a mí no me puede hacer más gracia. Cuanto más avanza la serie, más errática es Mariana.
La pareja de Mariana, Samuel, deja el trabajo temporalmente para dedicarse al cuidado de los hijos. Él es una excepción entre los padres de la escuela.
— Queríamos explorar esta nueva masculinidad, ese nuevo momento en el que los hombres quieren ocupar un espacio que deben ocupar, pero del que no tienen referentes. A Samuel le cuesta mucho sostener la invisibilidad que representan los cuidados.
¿A los hombres les cuesta más asumir esa invisibilidad?
— Nosotras llevamos tantos años en esta invisibilidad...
La conciliación también está muy presente en la serie. ¿Se puede conseguir la conciliación?
— Creo que, directamente, la conciliación no existe. No sé lo que es la conciliación. Lo que le ocurre a esta pareja es que han hecho unos pactos y a los dos les cuesta mucho cumplirlos por sus inercias sociales.
Por lo menos han reflexionado sobre qué tipo de padres quieren ser.
— Tienen mucha teoría, han pensado mucho y han leído mucho. Pero una cosa es la teoría y la otra es la práctica. Para mí, en el fondo, el espectador de la serie es la niña, la hija, que sólo pide tiempo. La han cambiado de casa, de barrio y de escuela, y ha tenido a un hermano pequeño. Lo único que necesita es calma y estos padres no se lo dan.
¿Tú también tenías mucha teoría antes de ser madre?
— Siempre me ha gustado mucho leer pero después no acabo siendo fanática de nada en concreto. Cuando empecé a ver la cantidad de información que había sí pensé que tenía ganas de hacer algo con todo esto. En el fondo, la crianza respetuosa no es más que el sentido común, pero lo que ocurre es que muchas veces lo hemos perdido, el sentido común. Cada vez creo que sé menos cosas, ya no digo grandes titulares de nada. Si aprendes algo cuando eres madre desde hace unos años es que te equivocas muchas veces. Lo importante es ir intentándolo y respetar siempre a tu hijo.