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Reportaje

El cura que tuvo que exiliarse para decir que "la corona del rey de España es la argolla del pueblo catalán"

El domingo se homenajeará a Mn. Bartomeu Barceló, que tuvo que marcharse hace cien años por un sermón independentista

Bartomeu Barceló, en su primer exilio en Perpiñán, en 1925
05/04/2025
4 min
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GeronaEl 6 de abril de 1925, en plena dictadura de Primo de Rivera, mosén Bartomeu Barceló i Tortella (Felanitx, 1888 - Barcelona, ​​1973) hizo un enbrandado sermón independentista en la catedral de Girona que le llevó ese mismo día –que era Lunes Santo– en la cárcel y posteriormente. Barceló fue toda la vida un cura comprometido con la lengua y con la nación completa, y nunca se retractó de sus palabras, pese a la represión que sufrió. El próximo domingo se le homenajeará y se recordará aquel episodio histórico del que justamente el domingo cumplirá cien años. El acto se realizará en las escaleras de la catedral a las 12 del mediodía y lo ha organizado la asociación Agermanats de Girona y Mallorca.

Mosén Bartomeu Barceló acudió al exilio dos veces y estuvo sobre todo en Perpiñán. La foto de la izquierda es de 1925 y la de la derecha, de 1939.

Mn. Barceló dejó su Mallorca natal con catorce años para ir a Figueres a estudiar en el seminario menor de los padres paúles. Y descubrió la unidad de la lengua y que "en la otra vertiente de los Pirineos también hay un pueblo catalán". Hizo el noviciado en Barcelona y en mayo de 1914 fue ungido cura en Tortosa. En septiembre de ese mismo año fue como misionero en Perú, donde aprendió el aimara y el quechua para integrarse en la comunidad india. En 1916 regresó a Barcelona y en 1918 fue a la Misión de Palma. Entonces, Mn. Barceló ya tenía fama de buen predicador y había empezado a escribir poesía. En Mallorca trabó amistad con Joan Alcover y Miquel Costa i Llobera. A sus superiores no les hacía gracia que escribiera poesía y que se relacionara con los literatos de la época y en 1919 le destinaron de maestro a Bellpuig d'Urgell y de allí regresó a Figueres, donde consolidó la fama de buen orador. Le llamaban para predicar en todas partes y, según la prensa de la época, la gente corría para escucharle.

Mn. Bartomeu Barceló en 1929 en la Sociedad de Naciones de Ginebra con Joan Estelrich detrás.

Exilio y trampa

Posteriormente regresó a Mallorca, donde siguió escribiendo poesía con éxito, lo que no gustó nada a su superior, que le prohibió toda actividad en Mallorca y no sólo la literaria, sino también la ministerial, por lo que regresó al Empordà. Con Ramon Llull en una mano, para defender la lengua y la nación catalana, y con Vicenç de Paül en la otra, como referente de la lucha social por los desvalidos, trenzaba unos discursos vindicativos y aleccionadores. Ya se había hecho un nombre y tenía prestigio, por eso con 36 años le propusieron predicar en la catedral de Gerona.

Tras la detención y de pasar poco más de una semana en prisión, Barceló vio que con el régimen de Primo de Rivera las posibilidades que tenía eran el destierro a la fuerza o el exilio. Optó por el último y en Girona cogió un tren que le llevaría a París. Antes de subir hacia el norte, se despidió de unos amigos en Figueres, algunos de los cuales ayudaron económicamente a su madre en los momentos más difíciles. En la capital francesa fue bien acogido por el superior de su congregación, que le propuso ir a Londres. Él lo desestimó y prefirió ir a la Cataluña norteña, donde el obispo de Elna-Perpiñán, el occitano Juli Carsalade du Pont, también le recibió bien. En septiembre de 1925 el Correo de Mallorca publicó que la causa instruida por la autoridad militar en su contra había sido archivada y al día siguiente también se publicó en la prensa de Girona. Fue una trampa que le pusieron las autoridades para que se confiara, volviera a Figueres y detenerla, ya que no podían consentir no haberlo sabido retener. Gracias a las gestiones que hizo un gran amigo suyo, le advirtieron y le dijeron que no se moviera del Rosellón. De 1931 a 1934 Barceló colaboró ​​con Nosotros Soles, fue amigo de Daniel Cardona y en los años 40 militó en el Frente Nacional de Cataluña.

Mn. Barceló dibujado por Joan Maimó.

El escritor y coorganizador del acto del domingo, Bartomeu Mestre, ha encontrado en los últimos meses que el nuncio del Vaticano en España, Federico Tedeschini, elaboró, tras entrevistar a varios asistentes al sermón, un expediente que ha permanecido en el archivo secreto del Vaticano hasta el año 2007, cuando Benedicto XVI en vano. El expediente forma parte de una carpeta más amplia llamada La cuestión catalana. En ese expediente se han recogido algunas de las frases que Mn. Barceló pronunció, como "la corona del rey de España es la argolla del pueblo catalán". Mn. Barceló regresó en 1935 a Sant Feliu de Guíxols para realizar su labor pastoral en la nueva urbanización de s'Agaró. Con el estallido de la guerra tuvo que esconderse y en noviembre de 1936 el diario Le Haga informó de su posible fusilamiento. Se volvió a exiliar en Perpiñán y murió en 1973 en Barcelona.

Recorte del diario 'Le Feu' de noviembre de 1936, donde se informó del posible fusilamiento del cura y poeta Bartomeu Barceló, acuciado en Sitges y fusilado en Barcelona.
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