Una escapada de cuento en medio de los Pirineos
Con una riqueza paisajística y cultural como pocos otros territorios, Val d'Aran se perfila como un destino muy versátil para los próximos meses. ¡Conoce sus atributos!
La barrera natural que conforman las altas montañas que rodean el territorio explica no sólo la climatología de la Val d'Aran, sino también su relación con las comarcas vecinas y su historia, encabezada por la lengua y la cultura occitana y unos vínculos muy más evidentes con Francia que con la Península Ibérica. Los 620 km² que ocupa, con un 30% de la superficie por encima de los 2.000 metros de altitud, son una sucesión de tesoros naturales que no dejan a nadie indiferente. Empezando por el agua, uno de los máximos exponentes del paisaje aranés, que ahora en mayo está en pleno deshielo, lo que se hace especialmente patente en el circo glacial de Colomèrs, el más espectacular del Parque Nacional de Aigüestortes y Estany de Sant Maurici conformado a su vez por más de 50 estanques, o en el circo glacial de Saboredo. Aún en clave de agua, el visitante también podrá contemplar estanques como el de Liat, el de Bacivèr o el de la Restanca, así como el Lac de Mar –también en el parque nacional– o las cataratas de Molières, Es Uelhs deth Joeu, Salto de Arbaet o Salto del Pish. Si una impresionante, la otra aún más.
Parajes naturales para practicar turismo deportivo
Sin embargo, la riqueza paisajística de la Val d'Aran no sólo se reduce a sus recursos hídricos, donde se puede practicar rafting durante varias épocas del año, sino que se extiende por bosques como el de Carlac, el de Conangles y el de Baricauba, todos ellos llenos de hayas, abetos y robles, así como de grandes prados verdes bañados por lagos y ríos. Un patrimonio natural que se puede descubrir a pie, a través de rutas con diversos grados de dificultad, además de las que discurren por el Parque Nacional de Aigüestortes y Estany de Sant Maurici o las rutas rurales. Los más experimentados tienen a su alcance, sin embargo, las grandes rutas o ascensiones a varias montañas del territorio con cimas de más de 3.000 m.
Quien lo prefiera, podrá descubrir la naturaleza aranesa en bicicleta, bien a través de las rutas BTT, las trail enduro, los puertos de montaña –que permiten cambiar la naturaleza por el asfalto– o el eBike familiar, del que disfrutarán por igual grandes y pequeños. Cabe decir que durante el verano, pese a no haber nieve, la estación de Baqueira abre parte de sus instalaciones, en concreto un par de telesillas, para que los visitantes puedan subir hasta allí y descubrir su magnitud bien a pie o bien en bicicleta.
Para todas las edades
Las rutas ciclistas que discurren por la Val d'Aran, aptas para todos los públicos, no son el único atractivo que encuentran las familias que visitan la zona año tras año. Éstas también disfrutarán visitando cada uno de los 33 pueblos que conforman el valle, de estrechas calles y casas hechas de madera, piedra y pizarra, llenos de rincones mágicos y de edificios e iglesias románicos, donde observar la impronta del tiempo.
Y no sólo eso, puesto que hay dos actividades que representan la guinda del pastel para el público familiar que visita el valle. Por un lado, Naturaran, en Les, un parque de aventura entre los árboles, lleno de circuitos multiaventura y tirolinas de diferentes dificultades, y por otro, Aran Park, el parque de fauna de la Val d'Aran, ubicado en Bossost, en un marco de naturaleza salvaje donde descubrir la fauna y la biodiversidad de alta montaña. Allí toda la familia podrá observar huesos, linces, nutrias, lobos blancos y grises, marmotas, ciervos y ungulados, todos ellos en semilibertad. Una experiencia única que ayuda a envolver la visita a la Val d'Aran.
La olla aranesa es el plato más representativo de la Val d'Aran, pero ni mucho menos el único. Propios y extraños se sorprenden de lo lindo con elaboraciones como el civet de jabalí, el confit de pato, las patarnas –sopa de pan y patata–, el pollo en la coquela o la tortilla de río en las finas hierbas. Unos platos para chuparse los dedos que se pueden rematar con postres como los tronquitos, los crespeths, las moras, fresas, arañones y frambuesas a la cabeza. El huerto, la caza o la pesca proveen la gastronomía aranesa de productos de excelente calidad cuyos procesos de elaboración pueden conocerse de primera mano a través de visitas concertadas a empresas como Hormatges Tarrau (queso), Caviar Nacarii o Refu Fábrica Alternativa (cervezas artesanas).