El consultorio

Cómo evitar que los hijos sufran cuando nos separamos de ellos unas horas

Un 5% de los niños tienen dificultades para asumir este proceso y pueden llegar a sufrir un trastorno de ansiedad por separación

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Primer día de escuela

BarcelonaEs normal que un niño cuando es pequeño tenga malestar o se sienta angustiado cuando se separa durante unas horas de sus progenitores o sus figuras de referencia. "Es un miedo adaptativo, puesto que los avisa de que las personas que normalmente cuidan de él no estarán y del peligro que esto puede suponer", explica Laia Mollà, psicóloga clínica infantil y juvenil del Hospital Sant Joan de Déu, en la plataforma digital de promoción de la salud del propio centro.

Este miedo, sin embargo, acostumbra a desaparecer progresivamente a lo largo de los primeros años de infancia, cuando el niño comprueba que su cuidador lo deja en lugares y con personas de confianza y donde estará seguro. Aun así, hay un 5% de los niños que tienen dificultades para hacer este proceso y pueden llegar a sufrir lo que se conoce como trastorno de ansiedad por separación (TAS).

¿Cuáles son los síntomas?

El TAS es un trastorno que se manifiesta por una preocupación e inquietud excesiva del niño ante una separación real o anticipada de sus figuras de referencia. Se puede detectar porque tiene ansiedad, dolor de cabeza, náuseas, pero también pensamientos de miedo a la posible separación (como que los progenitores tengan un accidente) o pesadillas. Conductualmente se puede exteriorizar evitando cualquier situación que requiera que se separe de sus padres, como no querer ir a una fiesta de cumpleaños o a la escuela o, incluso, intentar comprobar cuando se ha efectuado la separación si están bien haciendo, por ejemplo, que la escuela los llame.

¿Por qué pasa?

Puede haber diferentes factores de riesgo como antecedentes familiares de trastorno de ansiedad, la pérdida de una de las figuras de referencia, hechos estresantes como una separación o divorcio o un cambio de entorno, sea de domicilio o de escuela.

¿Cómo se tiene que actuar?

La respuesta habitual cuando vemos que un niño tiene miedo es intentar tranquilizarlo y, por lo tanto, no dejarlo solo. Ahora bien, a pesar de que esto provocará una disminución inmediata de la ansiedad, no le permitirá comprobar que sin sus personas de referencia también está seguro y como consecuencia esta ansiedad no solo no desaparecerá sino que puede ser que se incremente.

Para conseguir, pues, que progresivamente se vean más seguros cuando nos separamos de ellos es recomendable informarlos de dónde iremos y cuándo volveremos. "No se tiene que mentir para que no sufran", deja claro la experta. En segundo lugar, se tiene que transmitir confianza y seguridad en la persona que se queda con él y, finalmente, hacer que estas separaciones sean progresivas: "Empezar con pequeños ratos que supongan un malestar que puedan tolerar y conseguir posteriormente que estén bien sin nosotros", apunta Mollà.

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