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Las exportaciones agroalimentarias catalanas buscan su oportunidad en el nuevo escenario político de Estados Unidos

La posible implementación de una nueva política arancelaria para reducir la dependencia de los productos extranjeros puede limitar el comercio exterior catalán.

Workshop "Catalan Food Christmas Workshop", celebrado en Washington, organizado por Prodeca.
25/01/2025
4 min
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Estados Unidos, una de las economías más grandes y diversificadas del mundo, se ha caracterizado tradicionalmente por contar con una elevada integración con los mercados globales. Sin embargo, la reciente elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos podría introducir cambios significativos en su política comercial, como la imposición de nuevos aranceles que representarían un desafío para las empresas agroalimentarias que quieran exportar.

Estados Unidos es el 8º destino mundial de las exportaciones agroalimentarias catalanas y el 4º de fuera de la Unión Europea con cerca de 450M€ exportados anualmente. La evolución de las exportaciones en el mercado norteamericano ha sido muy favorable: en los últimos 5 años, el valor ha aumentado un 34,9% y el volumen ha crecido un 19,6%.

La aplicación de aranceles a estos productos supondría un aumento considerable de su coste en Estados Unidos, y los haría menos competitivos en comparación con alternativas locales o productos de otros países con aranceles más bajos. Este incremento de costes probablemente reduciría la demanda de productos europeos por parte de los consumidores estadounidenses, que podrían optar por alternativas más económicas. En cualquier caso, es importante también seguir la evolución del tipo de cambio del dólar, ya que si las políticas de Trump provocan una apreciación de la moneda norteamericana frente al euro, el impacto de los aranceles se vería parcialmente mitigado, tanto para los exportadores europeos como para los consumidores estadounidenses. Frente a esta posibilidad, es esencial que las empresas exportadoras diseñen estrategias financieras adecuadas para minimizar los riesgos derivados de una posible apreciación del dólar.

Este escenario no es nuevo. Durante el anterior mandato de Trump, Cataluña ya sufrió las consecuencias de la aplicación de aranceles del 25% en productos como el vino, el aceite de oliva y el queso. Impuestos en octubre de 2019, los aranceles estuvieron vigentes hasta junio de 2021, cuando la administración de Biden y la Comisión Europea acordaron suspenderlos durante cinco años. Sin embargo, estuvieron en vigor durante aproximadamente un año y ocho meses, tiempo en el que las exportaciones agroalimentarias catalanas disminuyeron un 16,24%, con pérdidas estimadas de casi 26 millones de euros para los exportadores catalanes. Sin embargo, en esta ocasión se calcula que las pérdidas podrían alcanzar los 45 millones de euros.

Workshop "Catalan Food Christmas", celebrado en Washington, organizado por Prodeca.

Impacto en las empresas exportadoras

Cataluña tiene más de 1.100 empresas que exportan a Estados Unidos, un número que ha ido creciendo en los últimos años. Esto indica una base sólida de empresas que podrían verse afectadas por la pérdida de competitividad, ya que las pequeñas y medianas empresas exportadoras podrían ser las más vulnerables a la subida de costes y tendrían dificultades para mantener su volumen de exportación debido de la disminución de la demanda.

Sin embargo, a medio plazo este impacto podría paliarse con una adaptación a la nueva situación del mercado, como la innovación y el ajuste de precios. En este caso, algunas empresas podrían reformular sus productos o aumentar su presencia en canales de distribución donde el precio sea menos sensible, como el mercado de productos gourmet o especializados. Otra forma de adaptarse sería a través de la reducción de sus márgenes de beneficio para absorber de forma parcial el aumento de los costes. Por su parte, a largo plazo los efectos de esta nueva política comportarían cambios estructurales en las exportaciones. Podría haber una reorientación de los flujos comerciales y que algunos productos agroalimentarios catalanes perdieran su posición en el mercado norteamericano por sustitución por productos similares de otros mercados, o también una deslocalización de la producción, que comportaría la producción local en Estados Unidos por evitar estos aranceles.

Oportunidades en medio de la incertidumbre

Pese a los desafíos que supondría la aplicación de aranceles a los productos agroalimentarios de Cataluña en Estados Unidos, también emergerían una serie de oportunidades que las empresas del sector podrían aprovechar. Así, una de las mayores ventajas competitivas sería la capacidad de estas empresas para diferenciar sus productos a través del valor añadido. Como ejemplo, las certificaciones de calidad y origen, que pueden utilizarse como una herramienta de valorización en mercados internacionales. El packaging premium y la promoción del producto como premio también podrían ser otras estrategias, especialmente dirigidas al consumidor estadounidense de gama alta, dispuesto a pagar más por un producto exclusivo, y también lo serían la difusión de la historia y la tradición detrás del producto, que ayudaría a crear una conexión emocional con el cliente.

Otro gran cambio de paradigma en este escenario puede ser la búsqueda de nuevas oportunidades en mercados emergentes, una alternativa viable para las empresas catalanas que quieren diversificarse geográficamente –Asia-Pacífico, Latinoamérica y Oriente Medio– y mitigar su dependencia del mercado estadounidense. Asimismo, la potenciación del comercio electrónico y la apuesta por nuevas plataformas de distribución, la multilocalización, los acuerdos y las colaboraciones internacionales, o aprovechar la oportunidad para consolidar la presencia en Europa pueden convertirse en estrategias beneficiosas para las empresas catalanas.

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