EDITORIAL

La familia, una realidad cambiante pero insustituible

Héctor y Ruth con sus hijos.
21/12/2024
2 min

Es una obviedad que, de todos los cambios sociales que nos han afectado en las últimas décadas, uno de los más profundos es el que afecta a las familias, tanto en su naturaleza como en su concepción. De entrada hay algo incontrovertible: la maternidad cada vez llega más tarde y tenemos menos hijos. Por eso, ahora que vienen las fiestas de Navidad, muchos recuerdan aquellas mesas gigantes donde estaban los abuelos y multitud de tíos y primos. Las familias eran más amplias cuando la norma era tener tres o más hijos por pareja, mientras que ahora aumentan tanto las mujeres que no las tienen como los hijos únicos, que antes eran la excepción. Un concepto tan habitual hasta hace unas décadas como el del "hermano del medio", hoy es absolutamente minoritario. Ahora mismo hay más mujeres de entre 45 y 54 años sin hijos que con tres o más, cuando en las generaciones anteriores estaba al revés.

Las razones de este hecho tienen que ver tanto con, por un lado, la emancipación de la mujer, que en el pasado no podía ni plantearse abdicar de su papel básicamente reproductor, como con la precariedad que castiga a los jóvenes y les impide tener un proyecto de vida con las mínimas condiciones para lanzarse a tener hijos. En cualquier caso, que haya personas que quieran formar una familia con hijos y no puedan o no se atrevan es un problema que como sociedad hay que asumir con urgencia, ya que en otros lugares de Europa, y concretamente en el norte, no se da con la misma gravedad que en el sur. Y la demografía, no nos engañemos, es una variable clave en el desarrollo de las sociedades.

El otro gran cambio social de los últimos años es el reconocimiento legal de realidades que hasta ahora se mantenían ocultas, y aquí hay que hablar no sólo de los matrimonios homosexuales sino de las familias monoparentales, las reconstituidas, etc. Lo que nos dice este hecho es que, sin embargo, la familia, sea en la forma que sea, sigue siendo un pilar insustituible de nuestra sociedad. La gente quiere compartir proyectos de vida y constituir una especie de espacios de solidaridad mutua, que es lo que han sido históricamente las familias, porque sabe que son la mejor garantía contra el infortunio o la otra gran plaga de nuestra época: la soledad.

De ahí que sea muy importante legislar a favor de la familia, a favor de la conciliación, a favor de la igualdad real entre hombres y mujeres. Pero también es muy importante facilitar el acceso a la vivienda, invertir en el estado del bienestar o construir una economía avanzada que permita mejores sueldos, que es igual a una mejor expectativa de vida, a una autoconfianza que es necesaria para embarcarlo. se en la aventura de la maternidad o paternidad o simplemente por decidirse a compartir la vida con alguien. Estos días de reencuentros seguro que valoraremos esta realidad, cambiando pero siempre necesaria, a la que llamamos familia.

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