El poco futuro de las manifestaciones contra la amnistía
El PP y Vox abrazaron uno de los lemas del Proceso, el de la "movilización permanente", contra la amnistía, que ellos ven como un primer paso para desguazar el estado de derecho en España, pero esta estrategia ya está dando síntomas de agotamiento. Este domingo el PP sólo ha sido capaz de reunir a 8.000 personas en el templo de Debod, en Madrid, en un acto donde el blanco principal de las críticas ha sido el mediador entre el PSOE y Junts, el diplomático salvadoreño Francisco Galindo Vélez, quien Isabel Díaz Ayuso ha llegado a tachar de "testaferro de ETA". Hace dos semanas se reunieron 170.000 personas en la plaza de Cibeles (donde quien convocaba no era el PP pero sí una entidad afín), y hace tres 80.000 en la Puerta del Sol, en una convocatoria que se hizo de forma simultánea en todas las capitales de provincia y que congregó a cerca de medio millón de personas, según datos del gobierno español. Tampoco Vox, que hoy ha enviado a algún representante al acto del PP, ha demostrado tener músculo como para sacar a miles de personas a la calle de forma continuada. Hoy Vox había llamado a ir a la sede de Ferraz tras el acto en el templo de Debod, que está a 500 metros de la sede socialista, pero sólo unos cientos de personas han respondido. El famoso "noviembre nacional", pues, se ha agotado en sí mismo, y con la llegada de diciembre la gente parece más preocupada por las compras de Navidad que por el supuesto advenimiento de una dictadura bolivariana en España.
La pregunta, pues, es: ¿y ahora qué?¿Qué hará Alberto Núñez Feijóo una vez constatado que las manifestaciones y la agitación en la calle ya no tienen más recorrido ni dan más de sí?¿Se abrirá a rectificar ya corregir anomalías institucionales como que el Consejo General del Poder Judicial lleve cinco años con el mandato caducado sólo porque los populares no quieren perder la mayoría que tienen desde la época de Rajoy?Lamentablemente, parece que el PP no está por la labor de rectificar, aunque es probable que abandone la idea de convocar más manifestaciones si no quiere acabar haciendo el ridículo.
La conclusión es que, pese a estar mayoritariamente en contra, el electorado conservador tampoco acaba de creerse el discurso apocalíptico de Ayuso y Aznar, y también es cierto que la calle tampoco es su espacio natural. Da la impresión de que Feijóo simplemente está cumpliendo el expediente e intentando que el sector más radical del partido no se le descontrole, por lo que combina gestos como el nombramiento de un perfil como el de Cayetana Álvarez de Toledo como portavoz adjunta al Congreso con la insistencia de que el actual gobierno de Pedro Sánchez es "legítimo". Es muy probable que una parte de su partido no esté de acuerdo, y considere que el ejecutivo de Sánchez no es legítimo y que, por tanto, hay que ir aún más allá en la oposición a la amnistía . En todo caso, el hecho de que el PP madrileño, que era el anfitrión en el acto de este domingo, solo pueda sacar a 8.000 personas a la calle puede resultar tranquilizador para un Feijóo que seguro prefiere otro tipo de oposición. Falta que le dejen, claro.