Geemba: la 'start-up' de los gimnasios que se ahogó
El 30 de mayo de 2016, en las oficinas de Geemba se respiraba ilusión. Con los ojos clavados en la pantalla, el equipo de la pequeña start-up mataronense repasaba los comentarios que los lectores del ARA habían ido publicando en las redes a raíz del artículo que les había dedicado ese mismo suplemento. El proyecto estaba despertando pasiones entre los internautas: "Me parece una idea genial", "Espero que esta modalidad se extienda por todas partes", "Lo encuentro muy interesante". Hacía sólo cuatro días que de las oficinas de Geemba, en el Tecnocampus, había salido la esperada aplicación. Con el liderazgo del emprendedor David Gómez, Geemba se había convertido en una de las primeras plataformas que permitía a sus usuarios ir al gimnasio pagando sólo por las horas que estuvieran allí: sin matrículas ni cuotas. El artículo, que se convirtió en uno de los más leídos del Emprendemos de esos meses, les provocó un boom de descargas. "La gente nos hacía tantas consultas que no dábamos el alcance", explica David Gómez.
Después de intentar poner en marcha dos proyectos que no habían acabado de funcionar, el emprendedor y fundador parecía que finalmente había encontrado el camino acertado. Con el estallido de la crisis económica el sector del fitness había sufrido una fuerte sacudida, con una subida del IVA del 8% al 21%, la pérdida progresiva de poder adquisitivo de la población y la consiguiente aparición de los gimnasios low cost. Gómez creyó que el 2016 era el momento ideal para rescatar la idea que había tenido 14 años antes. Desarrolló la tecnología, la validó, firmó acuerdos con 20 gimnasios y lanzó el aplique al mercado.
Con el mentoraje de Google Launchpad y un programa de Start-up Catalonia, el proyecto se hizo realidad. La aplicación permitía a los usuarios utilizar las instalaciones de los gimnasios adheridos a partir de cuatro euros por hora. “El objetivo es llegar a los 10.000 usuarios para dotarnos de musculatura”, explicaba entonces David Gómez, CEO de Geemba. Pero el proyecto no fue como se esperaba y se situaron en torno a 4.000. “Habíamos construido la plataforma pensando en las necesidades que tenía el usuario, pero no pensamos en mirárnoslo desde el punto de vista del gimnasio”, explica hoy Gómez. Uno de los principales problemas de los centros era fidelizar a sus clientes, y plataformas como la suya, en el fondo, no contribuían. Y eso les hizo difícil tener gimnasios donde tenían usuarios.
Por eso cuando, a principios de 2017, recibieron una subvención de 75.000 euros de fondos públicos y privados, decidieron pivotar. Manteniendo Geemba en funcionamiento, empezaron a desarrollar un software dirigido a los gimnasios para que pudieran gestionar y fidelizar a sus clientes de una forma sencilla e intuitiva. Para desarrollarlo estuvieron trabajando codo con codo con una gran cadena de gimnasios con la esperanza de que, al final, acabara comprándoles licencias. Pero no fue así. Intentando contentar a la cadena, habían ido pasando los meses y la bolsa de dinero que les servía de oxígeno se esfumó. En enero de 2018, ahogados y sin ingresos, no tuvieron más remedio que echar la toalla.
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La lección
“En emprendeduría es vital detectar los errores deprisa y virar con agilidad para esquivarlos: el tiempo es oro –asegura el emprendedor David Gómez–. Por eso cuando se tiene una buena idea es importante que no te ciegue”, añade. Para el creador de Geemba es “vital” no perder nunca la confianza en los proyectos, pero sin volar palomas.