HOMENOTES Y MUJERES

El genio tras el Scalextric y el Cinexin

Generaciones enteras han disfrutado de los icónicos juguetes comercializados por Josep Maria Arnau Pibet

David Valero Carreras
3 min
Josep Maria Arnau Pibet

Una de las bandas sonoras habituales de las fiestas de Navidad ha sido tradicionalmente la de los anuncios de juguetes, que empezaban a inundar los hogares en diciembre y no se iban hasta Reyes. En medio de comidas familiares -en la era prepandemia-, turrones y barquillos, abetos y nacimientos, y nevadas fake, los juguetes han tenido siempre un espacio de privilegio en estas fechas. Los boomeros y los miembros de la generación X tendrán un escalofrío de nostalgia recordando nombres como Exin Castillos, Cinexin, Scalextric, Ibertren, Tente o Madelman. Fueron los juguetes que llenaron los sacos de los Reyes Magos y del simpático Santa Claus durante décadas. La mayor sorpresa cuando se habla de estos productos legendarios es que detrás de todos ellos estaba, de una forma u otra, la misma empresa catalana: Exclusivas Industriales.

La firma había sido fundada como fabricante de productos de plástico en 1951 por Ramón Carroggio Socias, un apellido que nos remite automáticamente a la editorial Carroggio, dedicada tradicionalmente a las enciclopedias y libros de gran formato.

Pero al socio de Carroggio, Josep Maria Arnau, el objetivo de fabricar sólo productos de plástico se le quedaba corto, porque quería apostar por los juguetes, por lo que rompieron la relación. La capacidad de Arnau de idear productos ha quedado patente con la gran cantidad de patentes que consiguió y que explotó desde la marca Exin. Pero no sólo confiaba en la producción propia, sino que vio una senda de negocio con muchas posibilidades en la distribución de productos que estaban triunfando en el extranjero. Así, en 1962 logró la licencia para distribuir en España los pequeños bólidos de la británica Scalextric, que con el tiempo acabarían formando parte de la cultura popular. Los ingleses de Lines Bros llegaron a ser accionistas de Exin un tiempo, mientras que la mítica Anglo Española de Electricidad también estuvo implicada en la producción de estos coches en miniatura.

Con la adquisición en el año 1968 de la licencia de los GI Joe y la compra de la firma madrileña Manufacturas Delgado, se pudieron sacar al mercado los míticos Madelman, figuritas de plástico que competían encarnizadamente con los Geyperman (ver la sección Epic Fails de este Emprendemos navideño).

Otro producto que hizo furor entre el público infantil fue el juego de construcción Exin Castillos, que permitía recrear los castillos medievales a partir de piezas de plástico. En 1970 Exin empezó a comercializar un producto inglés llamado Meccano, consistente en planchas de metal y caracoles para realizar construcciones. Meccano también se convirtió en un éxito relevante. Más tarde, en 1972, llegó el Tente, el Lego ibérico, que permitía realizar todo tipo de construcciones a partir de unos pequeños ladrillos de plástico de características similares a los de su rival danés, que, por cierto, llevó a la marca catalana a juicio por, supuestamente, infringir varias patentes. Al final, un tribunal de Israel dio la razón a Tente.

También a inicios de la década de los 70 llegó a los estantes de las tiendas la carcasa naranja del Cinexin, un proyector de películas para bobinas sin fin de 8 milímetros, destinado al público infantil y con un amplio catálogo de películas de dibujos animados. También Ibertren, que fabricaba Model-Iber, acabó en manos de Exin y fue otra marca muy popular de trenes eléctricos a escala para realizar espectaculares maquetas.

A finales de los 80 la trayectoria de la empresa Exin empezó a declinar, víctima de la competencia internacional y de las nuevas formas de jugar, que incluían una incipiente competencia electrónica. En 1989 llegó el primer aviso en forma de suspensión de pagos, que pudo superarse. Pero cuatro años más tarde, en 1993, justo cuando Arnau había abandonado su presidencia, la firma catalana cayó, exhausta, y ya no pudo volver a levantarse. El impulsor de este imperio de los juguetes, Josep Maria Arnau, moriría en 2007, cuando sus invenciones ya hacía mucho tiempo que habían perdido el protagonismo en los estantes de las tiendas en beneficio de las diversiones de carácter virtual.

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