Abuso de poder

El guía espiritual que ataba a chicos medio desnudos con bridas para "redimirlos"

Varios testigos relatan cómo el expresidente del Valldoreix FC vejaba a jóvenes que había conocido en clubes juveniles del Opus Dei

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Instalaciones del Valldoreix FC, en Sant Cugat del Valles

BarcelonaLos ató con bridas a una mesa. Con el torso desnudo, tapados con una toalla pequeña y sólo calzoncillos. Llevaban un antifaz y no veían nada. Sólo oían las cosquillas que él les hacía por todo el cuerpo. JG era presidente de un club de fútbol, ​​el Valldoreix, y guía espiritual de los chicos. Los había conocido en clubes juveniles del Opus Dei, en Barcelona y Sant Cugat, y se había acercado a ellos para ayudarles, ya que atravesaban momentos difíciles.

Estos hechos ocurrieron hace más de una década. Pero entre 2017 y 2021, un jugador del Valldoreix se encontró en una situación similar; no llegó hasta el extremo de las bridas, pero decidió denunciarlo a los Mossos. Cuando se enteraron de que había vuelto a ocurrir, dos de los chicos que lo sufrieron hace una década también lo denunciaron. Sin embargo, de nada sirvió. Todo se archivó. Los dos primeros casos por haber prescrito, el último porque el juez considera que no hay delito penal. El despacho Némesis Abogadas que lleva el caso lo recorrerá.

El club le aparta inmediatamente

La denuncia la pusieron en febrero del 2023. El 28 de ese mes el club hacía un comunicado para informar a las familias que siguiendo el "protocolo pertinente" habían tomado la decisión de "prescindir" del presidente de la entidad "a consecuencia de las denuncias recibidas a título personal por hechos acaecidos en el pasado". Tres miembros de la junta le comunicaron que debía plegar y JG lo hizo sin oponer resistencia. Una semana antes la entidad activó el protocolo y, desde entonces, otros cuatro ex jugadores comunicaron al club que habían sufrido situaciones vejatorias con JG: dos eran menores cuando ocurrieron los hechos; dos, adultos.

Pero a medida que avanzaba la investigación policial y el caso llegaba a los juzgados, el hombre vio que podía encerrarse sin ninguna condena contra él y su actitud cambió. El clima en el club se enrareció. Lucha de poder. Gente posicionada a ambos lados.

Guía espiritual

Pero en realidad el caso estalló muchos años antes. Uno de los chicos conoció a JG en un club de Barcelona vinculado al Opus. Al cabo de unos años se reencontraron en Valldoreix y el hombre, numerario, se ofreció a ayudarle porque el joven pasaba por un mal momento. Le hizo de guía espiritual. JG se ganaba la confianza de los chicos, les escuchaba, les pagaba ropa, salidas a esquiar en la casa que tenía en los Pirineos, les invitaba a cenar o incluso les daba trabajo a su empresa. Y después les exigía confianza ciega y les pedía pruebas de obediencia. Demostrar que eran capaces de todo por mejorar. "Me anuló por completo", dice uno de los denunciantes. "Se aprovechó de mi vulnerabilidad, tenía un conflicto con los padres y un problema de abuso grave de alcohol", relata otro de los chicos. Cuando llevaban unos meses de guía espiritual y ellos se habían abierto en canal, JG les exigía dar un paso más para demostrar que estaban dispuestos a cambiar.

El primer "ritual de iniciación" era quitarle los zapatos y los calcetines. Nada más. Como "Jesús cuando limpió los pies a sus discípulos", les decía cuando le miraban extrañados. Pero cada día iba a más. Limpiarle los pies. Poner la cabeza entre sus pies y permanecer así durante un buen rato. Dar un beso en los pies. Un masaje. Y todo esto en medio de las conversaciones espirituales. "Tienes que ser mi esclavo", les decía. El hombre les llevaba a su empresa, con la excusa de que se había dejado algo, y les hacía sacar la camiseta, ponerse un antifaz y colocar la cabeza entre sus pies. El siguiente día, el mismo, esta vez sólo con calzoncillos y tapados con una toalla. Y al siguiente con una toalla más pequeña. Fue cuando los ató a la mesa con las bridas y les hizo cosquillas por todo el cuerpo. Tres testigos relatan lo mismo. "Se acercó a zonas peligrosas, sin tocar explícitamente", recuerda uno de los denunciantes.

Los chicos, que habían conocido a JG cuando eran menores, se fueron apartando. Sin embargo, cuando él intentó reanudar los encuentros con uno de los jóvenes, éste acabó contando a su familia lo ocurrido. Fue el detonante para que todo estallara. Dos de las víctimas relataron al responsable de la residencia de numerarios del Opus donde vivía JG lo ocurrido. Esto, conjuntamente con las costumbres y horarios que mantenía, hicieron que le invitaran a marcharse de la residencia. Él mismo acabó abandonando el Opus Dei.

Manipulación

En su investigación, los Mossos determinaron que JG manipulaba a los jóvenes con la excusa de quererles ayudar, una manipulación que se basaba en culpabilizarles de la situación que estaban viviendo y ofrecerles la posibilidad de obtener "el perdón" o "la redención" si obedecían y hacían lo que les pedía. "Es un manipulador, me ha marcado durante mucho tiempo lo que hizo, porque no he sido capaz ni de contárselo a los padres ni a los hermanos", relata uno de los chicos que no han denunciado. Las víctimas sospechan que en el primer club juvenil, donde iban menores, ya ocurrieron cosas similares y se le apartó. También tienen claro que hay muchos más casos como los suyos.

"Hace diez años callé y por culpa de callar tengo cierto grado de responsabilidad porque ha seguido pasando", lamenta uno de los chicos. Un sentimiento que comparten todos los testigos con los que ha hablado el ARA en los últimos meses. Todos ellos tienen claro que JG no representa ni al Opus ni al Valldoreix FC, y que esta persona no puede estar en contacto ni con menores ni con jóvenes.

Cuando los Mossos d'Esquadra investigaron los actos "humillantes y vejatorios" de JG hacia las víctimas concluyeron que no existían agresiones sexuales, pero que no se podía descartar una "voluntad lasciva" por parte del hombre. "No sé si buscaba algo de carácter sexual, creo que era una cuestión de ego, de sentirse que podía humillarnos, que tenía gente que mataría por él", resume una de las víctimas. JG ha evitado responder al ARA.

Investigación

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