Ocupa un lugar en la parcela que la construcción de la casa no podía esquivar, pero tampoco tiene una centralidad que obligara a talarlo. Es un olivo de formas caprichosas, disgregado en varios troncos que toman direcciones diferentes. Sin duda un contrapunto orgánico a la geometría marcada de las formas rectilíneas de esta casa en lo alto de Cadaqués. Entre el equipo de Arnau Estudi d'Arquitectura, dirigido por el arquitecto Arnau Vergés, y los propietarios decidieron que la nueva vivienda dejara sitio a este olivo, que respetaría todos sus troncos. Por eso, sin cambiar los volúmenes previstos ni los gruesos que marcan el ritmo de los tres volúmenes de la casa, se concibió una esquina del porche agujereada. Las aperturas son las que el olivo necesita, así que si se mira desde dentro del porche, ahora es el árbol quien abraza la casa.
Un homenaje contemporáneo a las casas de pescadores
Casa en Rudolso en Cadaqués. Arnau Estudi d'Arquitectura
Las fotografías pueden dar una percepción equivocada de la casa. Se puede pensar que esta es una vivienda unifamiliar grande, si bien tiene unas dimensiones muy discretas. Entre los tres volúmenes que la conforman, dos cuerpos paralelos en planta baja y otro pequeño encima, no excede los 150 m2. Resulta impresionante cuando se la observa vigilando, desde lo alto, el pueblo y la bahía de Cadaqués. Pero desde la calle solo se ve cómo dos casas muele sencillas con tejados a dos aguas y con una torreta también con el mismo volumen. Todo blanco, todo sencillez.
Para el equipo de Arnau Estudi d'Arquitectura –un despacho situado en un gallinero a las afueras de la ciudad de Olot, fundado y dirigido por el arquitecto Arnau Vergés i Tejero–, aquella casa tenía que ser un refugio, lo que deseaba una pareja para su jubilación. Un refugio desde el cual disfrutar del mar y de la vida de Cadaqués, y también un espacio a resguardo del viento y del mal tiempo, un rudolso, que es como se llama en la zona a estos lugares abrigados y que ahora también es el nombre que han dado al proyecto arquitectónico.
Tenía que ser un rudolso, pero también un homenaje contemporáneo a las casas de los pescadores de este núcleo ampurdanés, con tanta historia pesquera. De allí su sencillez, de allí que no se quisiera generar un volumen grande en ningún caso, y de allí estas formas que reproducen el esquema más simple de una casa con tejado, la que habitaban los pescadores o la de cualquier dibujo naif. De allí también la textura que se ha dado al blanco exterior, reproduciendo los gestos y los relieves de la pintura que tenían las casas de pescadores pintadas una vez, otra y otra más. Y también por eso la decisión de que todos los techos fueran de bóveda pero encofrada con un cañizo que deja rastro y rugosidad, como es común en las casas que han querido homenajear. Todavía hay más: la baldosa artesana cocida en horno de leña que han elegido para el pavimento recuerda a las de aquellas humildes viviendas.
La Casa en Rudolso, situada a pocos minutos del centro de Cadaqués, no es ni quiere ser, en ningún caso, una copia de la tradición, de las técnicas constructivas y de la tipología de las viejas casas de pescadores. Hace una lectura muy actual, tanto en la concepción de los volúmenes como en la distribución, la relación de los espacios, sus dimensiones y también los materiales. La imagen es del todo contemporánea.
Así es cuando vemos cómo han incorporado a las fachadas laterales la piedra de la excavación, que están obligados a reutilizar por normativa municipal. Así es cuando crean una fachada de maderas pintadas de blanco para que el garaje desaparezca y solo se vea al abrirse, una sutileza. También es una imagen contemporánea la del juego de porches y terrazas, sus formas cúbicas y la transparencia de la casa en todas las fachadas que miran al mar. Y es actual incorporar el garaje a la casa, en una sucesión interior que, después de un espacio de entrada a la vivienda, encuentra continuidad en un aposento unitario que reúne cocina, comedor y sala de estar. Como lo es concebir casi toda la casa en planta baja, pero dividida en estos dos volúmenes longitudinales, consiguiendo así que los tres dormitorios y el baño, esta parte por la noche y más privada, queden separados de la zona más colectiva. En esta zona, una escalera de caracol, también blanca, conduce a la torreta, un pequeño estudio con baño y terraza, desde el cual maravillarse.