El análisis de Antoni Bassas: "El independentismo ante el no de Pedro Sánchez"

Cuando marchábamos de fin de semana largo (hoy es Lunes de Pascua Granada y es fiesta en muchos lugares de Catalunya), Pedro Sánchez contestó a Carles Puigdemont y le dijo que no será presidente porque ha hecho corto de diputados ("No le dan los números") y porque "todos los caminos conducen a Salvador Illa". Para Sánchez la presidencia de Isla sería la culminación de la razón histórica que cree que tiene ante el PP: primero, los indultos y la amnistía han apaciguado a Catalunya, y ahora con Isla de presidente se demostraría que la vía de la desinflamación es la mejor para desalojar el independentismo del Palau de la Generalitat. En términos coloquiales, hacer de poli bueno es más inteligente que hacer de poli malo. ~ Lo que ocurre es que el hecho de que Puigdemont no pudiera hacer su "gobierno de obediencia catalana" no quiere decir que Isla lo tenga fresado para ser investido. Y aquí la clave es la posición de Esquerra. las negociaciones con Illa y Puigdemont las coordinará Marta Rovira, secretaria general saliente, pero es evidente que Junqueras y Aragonès tendrán mucho que decir. ) el escenario casi imposible para ERC es la entrada en un tripartito con el PSC y Comuns. Y el segundo escenario menos probable es investir a Salvador Illa.

Pero eso dependerá de las conversaciones, porque a Esquerra tampoco le interesa una repetición electoral, que le cogería después de que Aragonés haya dicho que abandona la primera línea política y con Junqueras todavía probablemente inhabilitado, porque algo es que el Congreso apruebe la amnistía en breve y otra la plena aplicación por parte de unos jueces que han hecho causa de honor que los independentistas no sean amnistiados.

¿Qué podría pedir Esquerra para facilitar la investidura de Isla? A ver, tanto Esquerra como Junts pueden presionar al PSC con el apoyo imprescindible que dan a Pedro Sánchez en Madrid, por lo que para dar la investidura a Isla podrían pedir a cambio, pongamos por caso, objetivos tan ambiciosos como la financiación singular de la que habló Aragonés (una especie de concierto económico solidario) y un esbozo de acuerdo de claridad (en qué condiciones debe poder hacerse el derecho a decidir). Pero esto parece muy lejano ahora mismo.

Finalmente, la inmediatez hace que lo más importante sea saber quién será el próximo presidente y qué tipo de gobierno tendremos. Sin embargo, de fondo han pasado dos cosas no menores que pueden marcar el futuro: los anuncios de dejarlo correr de Aragonès y Rovira (protagonista del 1 de Octubre) y Junqueras enfrentado a la evidencia que cuando ha mirado atrás no tenía tanta gente como quizá él pensaba. Con esta situación, Esquerra profundiza en repensar su estrategia, y si Junts va a la oposición y Puigdemont también deja la primera línea política (tal y como avanzó), obligará al independentismo mayoritario a decidir cuál es la mejor estrategia para su objetivo ambicioso.