Isabel Allende quiere ser un holograma

Escritores de todo el mundo firman a distancia, con un brazo robotizado, en el Abacus

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Una lectora con la escritora Isabel Allende, que enseña a la pantalla la firma virtual

BarcelonaMarina Sánchez se ha levantado este lunes convencida de que sería un día como cualquier otro. Hasta que su hija, Alícia González, le ha pedido que cogiera todos los libros de Isabel Allende de casa y la ha hecho entrar en el Abacus de la calle Enric Granados, donde la esperaba un brazo robot y una pantalla enorme con la escritora chilena al otro lado. "Tengo todos tus libros", ha exclamado Sánchez, emocionadísima, cuando ha empezado el encuentro. "Toda la familia los lee, ¡incluso mi padre!", ha añadido González, con una montaña totémica de ediciones antiguas bajo el brazo. Con ellas dos, Allende ha estrenado sus firmas a distancia. La escritora de La casa de los espíritus ha redactado dedicatorias personalizadas en una tablet que enviaba los archivos a unos brazos robóticos llamados Dexarm. Cada uno de los tres aparatos sujetaba un bolígrafo negro preparado para trazar la dedicatoria directamente en los libros de los lectores, siguiendo los mismos movimientos que el brazo real de la escritora.

"Es absolutamente mágico. Ya solo falta que la tecnología avance algo más para poder convertirme en un holograma, aparecer en la librería y abrazarme con todos vosotros", ha dicho extasiada Allende desde el estudio de su casa, donde se intuía una librería repleta de libros y de fotografías familiares. Delante suyo, sin embargo, a muchos kilómetros de distancia, esperaban con fervor una quincena de lectores. "Este año he hecho toda la gira de forma virtual. Hay países a los que no iré nunca, porque quedan demasiado lejos, pero me he podido conectar y hablar con los lectores. Es fabuloso que, desde casa, pueda aparecer en cualquier parte del mundo", ha explicado Allende, que se ha convertido en una experta en Zoom.

Una iniciativa pionera en el mundo

El Sant Jordi pandémico ha empujado a los libreros a ingeniárselas para que la fiesta se acerque lo máximo posible a la normalidad y, a la vez, cumpla con todas las condiciones de seguridad. "Queríamos que fuera un Sant Jordi parecido a los otros. Buscamos autores internacionales, que no se pueden desplazar por el coronavirus, y los invitamos a participar en esta iniciativa, que no se ha hecho nunca antes", explica el jefe de marketing digital del Abacus, Jordi Gabarró. La cooperativa ha animado a la empresa Solidperfil3D, que habitualmente distribuye los brazos robóticos a universidades, institutos y empresas tecnológicas. "Sobre todo se usan para hacer impresiones 3D, para coger y posicionar cosas y, a veces, para escribir", señala el responsable técnico de la empresa, David Vives. Es la primera vez, sin embargo, que los brazos robotizados se utilizan para firmar libros por Sant Jordi.

"Resulta muy emocionante ver cómo los humanos inventamos cosas y encontramos soluciones ante todos los obstáculos que nos impone el coronavirus", ha apuntado desde Suecia el escritor Jonas Jonasson. Él ha sido el primero de probar en directo el sistema de firmas a distancia, que lo ha fascinado. Aún así, Jonasson reconoce que prefiere hacer las maletas y dar vueltas por el mundo. "Tenía viajes a Alemania, a Corea, a Dinamarca y a Japón. Me los han cancelado todos –lamenta el escritor–. Prefiero encontrarme cara a cara con los lectores, porque siempre tienen historias para explicarme. Encontrarme con ellos es lo que da sentido a escribir, y hoy por primera vez he tenido la sensación de estar un poco ahí, con vosotros".

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