Perfil

Jonathan Moral: "Todo lo que quieras acelerar no acabará saliendo bien"

El fundador de Café de Finca recomienda calma para que salgan bien las cosas

3 min
Jonathan Moral (rostro)

Vida personal

"En los últimos años he intentado aprender a poner límites al trabajo, sobre todo por mi familia y para poder tener tiempo de calidad con ellos, especialmente con mis hijos. Algo que me ayuda a tener un equilibrio total es el deporte: sin entrenarme no podría salir adelante nada laboral, estuve muchos años haciendo bicicleta de carretera, pero al ser padre hace cuatro años lo aparqué y en estos últimos años me he aficionado al trail running. Siempre había odiado correr, pero me inicié porque necesitaba salir de casa y del trabajo; desconectar más que hacer deporte en general. Ahora todas las mañanas aprovecho para salir a correr por las montañas del Garraf, porque si no creo que no sabría gestionar los nervios del día a día. En algunas etapas también he realizado varias carreras, aunque ahora con altos volúmenes de trabajo me es más difícil compaginarlo”.

Formación

“Nací en Valencia, pero después me trasladé a Sevilla. Siete años después volví a cambiar de ciudad y vine a Cataluña; en concreto, vinimos a vivir a Vilanova y Geltrú con la familia. Desde pequeño viví de cerca el mundo del café, ya que mi padre se dedicaba al comercio de café verde. Durante mi infancia estudié en una escuela de Vilanova, el Colegio Sant Bonaventura, pero la verdad es que nunca tuve claro a qué quería dedicarme cuando fuera mayor. Siempre me dicen que me las empescaba para montar proyectos o acabar vendiendo cosas entre mis amigos, como ropa. De adolescente no era muy buen estudiante, pero terminé el instituto y, más tarde, estudié un grado medio de venta y comercio en Castelldefels. Al terminar, hice un grado superior de interiorismo, ya que en ese momento estaba muy metido en el sector y quería tener más conocimientos para poder ejercer”.

Vida profesional

“Acabé los estudios con diecisiete años. Mi primer trabajo fue descargando sacos de café en el puerto de Barcelona, ​​porque mi padre se dedicaba al comercio de café verde desde siempre. Luego me fui a hacer de comercial de Lavazza y allí me di cuenta de que quizás sí que debería haber continuado estudiando, y fue cuando hice el grado medio. Una vez graduado, decidí desvincularme del mundo del café y mi familia y encontré trabajo en una tienda de iluminación. Allí aprendí mucho y entré en contacto con el sector del interiorismo. Estuve unos años ejerciendo y pasé por varios proyectos de decoración e iluminación, pero seguía de lejos el mundo del café como en mis inicios. Veía que en mercados internacionales surgía el concepto de café de especialidad, cuando aquí España todavía no existía. En 2009 decidí crear Café de Finca para llevar este tipo de café al Estado y ahora, años después, somos uno de los pioneros, con grandes deportistas como inversores e incluso una finca propia en Honduras”.

Lecciones de vida

“Ahora miro atrás y veo que debería haber tenido más paciencia a la hora de emprender y gestionar ciertos aspectos de los negocios. Algunas veces he pecado de impaciente y, con el tiempo, me he dado cuenta de que con la calma las cosas llegan mejor. Todo lo que quieras acelerar no va a acabar saliendo bien”.

“Me gusta mucho la gestión de personas, a pesar de ser una vertiente muy complicada de una empresa. En cambio, considero que la gestión financiera es una de las cosas más difíciles de un negocio y que no todo el mundo sabe lo suficiente. Aunque me gusta aprender, considero que debería haber tenido más conocimientos previos antes de ponerme a crear una empresa por mí mismo”.

Un éxito

“El proyecto de Café de Finca en sí mismo. Hemos llegado a hacer grandes rondas de financiación y crecer de forma sana siendo pioneros”

Un fracaso

“He cometido muchos errores. Probamos un concepto de franquicias que no funcionaron y también algunos locales de hostelería propios, pero no me arrepiento”

stats