Homenotes y danzas

El joven impresor que creó un imperio editorial a partir de 'Interviú'

Antonio Asensio impulsó al Grupo Zeta pero pinchó en el negocio de la televisión

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Antonio Asensio

BarcelonaCon la muerte del dictador Francisco Franco y la consiguiente transición a la democracia, empezaron unos años en los que la voracidad de los ciudadanos españoles por la libertad se manifestaba en muchos ámbitos diferentes: desde la implicación en la política que nacía hasta las nuevas estéticas, pasando por la afición de muchos hombres a contemplar cuerpos femeninos con poca ropa en el cine y en las revistas. En esto último se puede señalar un antes y un después a partir de la salida, en 1976, de una revista de actualidad que llevaba el curioso nombre deInterviú, la transposición al castellano que años atrás se había empleado del término inglés entrevista (entrevista). Detrás de aquella cabecera había tres emprendedores: Josep Ilario Font, procedente de Bruguera; Jerónimo Terrés, que se había escapado de la caída del Grupo Mundo (propiedad de Sebastián Auger), y sobre todo Antonio Asensio, máximo accionista de ese grupo editor de nueva trinca. El joven Asensio (28 años) había heredado una imprenta de periódicos y revistas que tenía como principal cliente precisamente al Grupo Mundo, pero que con ciertos problemas para cobrar los trabajos decidió dar un salto adelante y entrar en el mundo de la edición .

La denominación que los tres socios eligieron para la nueva empresa haría fortuna en décadas posteriores gracias a su creciente presencia en los medios de comunicación. Aquel nombre fue Zeta, pero no queda nada claro de dónde sacaron la inspiración; según algunas fuentes, proviene de la película Z de Costa-Gavras (1969), pero, según otros, es un homenaje a la marca del Zorro, personaje de novela muy popular durante la niñez de Asensio.

El éxito de la revista Interviú, dotada de abundantes contenidos de investigación y denuncia, resultó acaparador y empujó a sus fundadores a probar suerte con nuevas fórmulas editoriales. La gran apuesta se hizo en 1978, con el lanzamiento de un diario generalista llamado El Periódico de Cataluña, una cabecera de enfoque claramente progresista y lectura fácil. La publicación competía en ese momento con los muchos diarios que se editaban todavía en Barcelona (La Vanguardia, Hoy, El Correo Catalán, El Noticiero Universal, y un largo etcétera que iba más allá de la decena). El nuevo proyecto fue también un triunfo rotundo de Asensio y sus socios, hasta el punto de que el Grupo Zeta se convirtió en uno de los protagonistas del mundo comunicativo no sólo catalán, sino de ámbito estatal. Aunque parezca sorprendente, a finales de los setenta Asensio también estaba vinculado a un caramelo muy popular en la época llamado Peta Zetas, un polvo con sabor a fresa que estallaba en la boca.

En 1986, aprovechando la quiebra de Bruguera, el Grupo Zeta se quedó con la histórica editorial catalana, con todo su fondo editorial incluido. Fue rebautizada como Ediciones B y se dedicó a la publicación de libros de todo espectro. Pocos años después llegaría el primer sonado fracaso de Asensio, cuando su proyecto de televisión se estrelló contra la decisión del gobierno español a la hora de otorgar las tres primeras licencias de televisión privada. Sorprendentemente, el grupo Univisión, que encabezaba Asensio con Banesto y Banco Central como principales compañeros de viaje, no apareció entre los ganadores del concurso celebrado en 1989. Los escogidos habían sido un grupo vinculado al empresario italiano Silvio Berlusconi, la ONCE y la editorial Anaya (Tele 5, ahora Telecinco); los promotores de la exitosa cadena de radio Antena 3, entre ellos La Vanguardia (Antena 3 Televisión), y un grupo de origen francés que ofrecía un canal de pago (Canal+ España). La derrota, a Asensio, le resultó muy dolorosa y se prometió que no se rendiría.

En efecto, en 1992 y con el apoyo del omnipresente Mario Conde y el magnate británico Rupert Murdoch logró el control de Antena 3 Televisión, que no funcionaba nada bajo la gestión de sus accionistas iniciales. Con esta adquisición, a la que hay que unir la gestión de los derechos de televisión del fútbol español, se resarció de la derrota sufrida sólo tres años antes y, al mismo tiempo, alcanzó su cenit como empresario influyente. Pero la felicidad completa no duró mucho, porque un lustro más tarde las cosas empezaron a torcerse. En 1997 se sintió presionado por vender su paquete de Antena 3 en Telefónica, en el que casi fue una operación de estado. Desde la venta el Grupo Zeta empezó a tambalearse ya Asensio se le detectó un tumor cerebral, víctima del que moriría en 2001.

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