Cómic

Manga Barcelona contra el covid

El gran salón de cultura popular japonesa vuelve a Fira Barcelona y promueve la vacunación del público

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'Belle' es el gran reclamo de la programación cinematográfica del Manga Barcelona

BarcelonaDos años después de celebrar el 25º aniversario, el Manga Barcelona vuelve a Fira Barcelona para celebrar una edición presencial del 29 de octubre al 1 de noviembre. Entremedias, la obligada parada pandémica del año pasado, que ha disparado todavía más el interés de los fans del manga por visitar el festival, hasta el punto de agotar en cuestión de horas las entradas que se pusieron a la venta el pasado jueves. La edición de este año pierde exposiciones –solo habrá una, la del 25º aniversario ampliada– y no tendrá invitados japoneses, pero conserva la capacidad intacta para convocar a la efervescente comunidad otaku de fans del anime y el manga, columna vertebral del festival.

El Manga Barcelona ocupará 70.000 metros cuadrados de Fira Barcelona y solo pierde un pabellón respecto a la edición de 2019, precisamente el pabellón 4 que ahora ocupa el centro de vacunación contra el covid. Pero la pérdida no es total. “Nuestro target es el público más joven, y queremos que se puedan vacunar”, ha explicado este lunes la directora del salón, Meritxell Puig. En la plaza Univers se instalará un punto de información en el que padres e hijos podrán hacer consultas y, con previa autorización familiar, los jóvenes que cumplan los requisitos podrán acceder al centro y vacunarse.

Con un aforo menor que en 2019 será imposible repetir el récord de 152.000 visitantes de aquella edición, pero Puig confía en “aproximarse”. De momento no quiere revelar cuántas entradas se han vendido, pero sí que el martes seguramente se reabrirá la venta para ofrecer un pequeño remanente y durante la celebración de la feria también se venderán algunas entradas a medida que el público abandone el recinto, pero solo si antes comprueban que la circulación del público en el recinto es fluida. “Estamos en medio de una pandemia, es una situación nueva y preferimos ser prudentes antes de tomar ninguna decisión”, dice Puig. En la misma línea, los visitantes tendrán que llevar mascarilla tanto en el interior de los pabellones como en la plaza Univers, y solo se la podrán sacar para comer en las zonas de restauración.

Invitados virtuales y locales

Oriol Estrada, responsable de actividades, justifica la ausencia de invitados japoneses por las reticencias personales de los autores y de sus empresas. “Es una cuestión de imagen. No está bien viesto que en plena pandemia viajen mucho. Y también es un problema la cuarentena de quince días que tienen que hacer al volver a Japón”. Sí que habrá encontradas online con dos autores (Koshinata Marco e Hirako Waka) y una conexión virtual con el Museo Tokiwa-so, que reconstruye los apartamentos del manga donde en los años 50 vivieron, entre otros, Osamu Tezuka y Shotaro Ishinomori.

El vacío que dejan los autores japoneses lo llenan autores de casa como Kenny Ruiz, Laia López, Guillem Casasola y Jimi Macías, así como los youtubers Kalathras y Wade Otaku, el cosplayer Geheichou y los músicos Victormame (la faceta otaku del teclista de Doctor Prats) y Ruki, una cantante valenciana que ha publicado álbumes con Warner Music Japan y ha actuado en Tokyo. También habrá mesas redondas, presentaciones de novedades editoriales, sesiones de firmas y los habituales concursos de disfraces (Cosplay Parade), coreografías (Idol Contest), karaoke (Just Sing) y cultura popular japonesa (Otaquiz).

Los talleres de gastronomía japonesa se mantienen, pero sin degustaciones. “El contexto pandémico nos impide hacerlas, así que las hemos reconvertido en concursos como el de ramen”, ha explicado Puig. En cambio, crecen las proyecciones en el Auditorio Manga, donde se verán una decena de títulos que incluyen la comedia fantástica Más allá de los dos minutos infinitos, que fue una de las sensaciones del último Festival de Sitges, así como el último trabajo del maestro de la animación japonesa Mamoru Hosoda, Belle. “Ha sido una edición muy complicada de organizar –ha comentado Puig–. Normalmente tenemos ocho meses para hacerlo, y este año solo hemos tenido un mes y medio. El equipo está cansado pero feliz: el 1 de octubre, después de un año y medio, ya no teníamos a nadie en ERTE”.

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