Movistar+ acaba de estrenar una serie documental sobre la historia escondida del asesinato de Luis Carrero Blanco, presidente del gobierno durante la dictadura y hombre de máxima confianza de Franco. La versión oficial y que se ha popularizado es la del atentado de ETA, que en 1973 hizo volar su coche más de 35 metros, después de colocar la carga explosiva bajo el asfalto a través de un túnel. Ahora Matar al presidente da a conocer la teoría de la conspiración. ETA habría sido el brazo ejecutor, pero habría recibido el apoyo y connivencia de otros estamentos para actuar con eficacia, contundencia y sin impedimentos. La plataforma ha estrenado ya el primer capítulo y este martes ofrecerá el segundo. El tercero y último se emitirá la próxima semana. Es recomendable que los dos primeros, sobre todo, puedan verse sin dejar pasar mucho tiempo entre uno y otro, porque facilita la retención de algunos detalles y los vínculos entre todos los cargos y personajes que intervienen en la historia. Es una trama compleja donde confluyen múltiples intereses y circunstancias políticas y sociales, de modo que es fácil perder el hilo si se desconecta muchos días de la historia.
La serie potencia las características narrativas y visuales propias de un thriller. Y cuenta sobre todo con periodistas que llevan décadas investigando este caso. También interviene el nieto de Carrero Blanco y el hijo del chófer que murió en el atentado. Ambos ya eran conocedores de la teoría de la conspiración y parecen confiar en el documental para que les aclare los implicados en el asesinato de sus familiares. El testigo estrella es Mikel Lejarza, El lobo, el infiltrado de la policía dentro de la banda terrorista en aquella época. Mal disfrazado, se coloca delante de la cámara para explicar, en el tercer capítulo, cómo funcionaba el operativo y cómo creyeron desarticular la banda en los años setenta.
La teoría de la conspiración provoca cierta perplejidad en el espectador, pero todo tiene mucha coherencia. La serie, por ejemplo, explica con mucha claridad las relaciones entre EEUU y España en el tramo final de la dictadura y las circunstancias políticas que estaban en juego en plena Guerra Fría, la visita de Henry Kissinger a Madrid y el papel de la CIA en todo ello. Los responsables del documental son honestos a la hora de esclarecer los puntos de la historia que quedan confirmados y lo que están pendientes de demostrarse a falta de una serie de documentación que sigue escondida. Pero a pesar de todo, la resolución de la investigación es suficientemente concluyente, en el sentido de que la producción se moja y señala muy directamente a las personas y las instituciones que habrían facilitado, o, como mínimo, no puesto ningún obstáculo al asesinato de Carrero Blanco. Matar al presidente es un trabajo de investigación bastante sólido que abre un resquicio a una etapa de la historia de España que, desgraciadamente, se mantiene todavía demasiado hermética y oculta en sumarios encerrados en cajas fuertes. Merece la pena meter ahí la nariz, también, para entender el presente.