FIESTAS

"Navidad sin turrú (turrón), no es fiesta para nadie"

Semejanzas y diferencias en las tradiciones navideñas de la Cataluña del Norte y la del sur

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Mercado de Navidad en Perpiñán

PerpiñánLas tradiciones navideñas de la Cataluña Norte y la del sur son similares pero también tienen sus diferencias. Las similitudes son muchas. Por ejemplo, la tradición del pesebre es a ambos lados de la frontera -de hecho, es una costumbre extendida en el conjunto del Mediterráneo cristiano-, "pero en el sur están más desarrollados", según explica Pere Manzanares, activista cultural. “Los pesebres vivientes los introdujeron al norte el cantautor Jordi Barre y el poeta, historiador, político y promotor cultural Esteve Albert en la década de los años 50 o 60”, añade.

De quinas, riflas, que se llaman al norte -palabra que viene de rifas-, y que en otros lugares de los Països Catalans se llaman quintos, llenas o loterías viejas, también se han hecho toda la vida. "Hasta los años 70 eran cosa de diciembre y hasta mediados de enero, porque estaba muy regulado, pero ahora se hacen casi todo el año, porque es una fuente de recursos económicos", dice Manzanares. “Hace unos años se multiplicaron porque ahora también se han convertido en riflas comerciales, en las que se puede ganar en una rifla 1000€ o 2000€. Pero ahora se ha regulado aún más y las asociaciones no pueden hacer tantas como quisieran”, añade Hervé Pi, uno de los fundadores de la asociación cultural Aire Nou de Bao. En las rifles también se hace como en las cuáles, cantar algunos números acompañados de dichos populares para crear complicidades, dibujar una sonrisa entre los asistentes y, de paso, ayudar a que no se pierdan o crear nuevas. El 1 suele acompañarse de “soldado seguro” o “El más pequeño de todos”; el 26, de “Por Sant Esteve, el día se alarga un paso de liebre”; así como cada decena se presenta como pelado, sea el 10, el 60 o el 80. Pero en el norte también guiñan un ojo a las propias realidades estatales. "60, la jubilación de antes", "63, la jubilación de hoy" o "84, la jubilación de mañana". Y otros como el 75: “Bum, bum, los palagostins de julio”, en referencia a los parisinos que bajan al sur del estado francés por vacaciones.

El tió, ¿tradición nueva o tradición recuperada?

“El tió (traducible como «tizón» de Navidad, y también conocido como tronco de Navidad o soca de Nadal) llegó al norte hace unos 40 años. Como uno de los fundadores de las escuelas La Bressola, ayudé a introducirlo en 1976 en la primera escuela que se abrió en Perpiñán”, recuerda Pere Manzanares. Pero hay quien cree que en otros lugares ya se hacía antes. "El tió es una tradición que ya estaba, pero más en montaña, más del Vallespir que de la llanura del Rosellón", dice el historiador del arte Eric Forcada. De hecho, Manzanares va más atrás: "Tengo entendido que ya existía la tradición en la Cerdaña francesa a principios del siglo XX, porque entonces el contacto era mucho más frecuente con la otra parte de la Cerdanya". La tradición duró hasta la guerra de 1936. "Entonces se perdió”, añade. Pero no en todas las comarcas del norte del país fue igual. “Hace unos veinte años, cuando trabajaba en la escuela La Bressola de Prada de Conflent, empezamos a hacer cagar el tió y allí era una tradición nueva, casi exótica.En cambio, cuando fui a Perpiñán, todo estaba mucho más establecido: el ritual, etc.”, dice Íngrid Obiol, hoy coordinadora pedagógica de la APLEC (Asociación para la Enseñanza del Catalán) de la Universidad de Perpiñán-Vía Domitia.

La fachada del Ayuntamiento de Perpiñán, con la casita del pesebre.

Caganer o cagaire

"El cagaire es de importación ideológica", afirma Forcada. “La figura del caganer -cagaire en la Cataluña del Norte- en los pesebres es relativamente nueva”, dice Pi. Sin embargo, hay una escultura del siglo XIV en un edificio de Ille en el que se representa a un hombre con los pantalones bajados supuestamente defecando y hay quien afirma que fue el primer caganer de los Países Catalanes. Sin embargo, el historiador del arte, Eric Forcada no lo ve igual. Dice que se trata de una escultura que era una señal de las casas o calles dónde había burdeles y que se esculpieron después de la ocupación de la armada española de Catalunya con la Guerra dels Segadors. También hay Barcelona y otras ciudades de los Países Catalanes. “Pasó de ser un cagaire a un cardaire”, dice en un capítulo del programa Sem Cultura de France 3 Occitania. “El caganer es una tradición que ha venido del sur. Normalmente, aquí se llamaba cagaire, pero como el sustrato lingüístico rosellonés se ha ido perdiendo y el catalán ya no se transmite dentro de casa sino que se aprende en la escuela, se habla un catalán más estándar”, dice Manzanares.

Turrones, turruns y la comida de Navidad

En el acento rosellonés, según cómo, cierran tanto la o que acaba sonando como una u. “A la montaña del Canigó la llamamos Canigú, y del turrón, turrú”, explica Pi. Turrones se comen desde hace décadas en la Catalunya del Norte y una empresa de dulces de Perpiñán de los años 50 venía turrones en una caja metálica con la frase: “Nadal sense turrú, no és festa per dingú (Navidad sin turrón, no es fiesta para nadie)”. La comida de Navidad también suele ser distinta. Así como en el sur la escudella y carne de olla es el plato por excelencia, en el norte hay más costumbre de “asar un ganso o un pollo porque la escudella y carne de olla no tiene el carácter festivo que tiene en el sur”, dice Manzanares. Y los barquillos tampoco son habituales del norte. No se venden, y quien los come en casa es que las ha comprado en el sur.

Una caja de turrones de una pastelería perpiñesa de los años 60

La celebración de los Reyes

La celebración de los Reyes Magos es minoritaria, aunque hace más de un siglo no era extraña en algunos lugares. El poeta Josep Sebastià Pons -nacido en Isla en 1886- escribe en su libro autobiográfico El pájaro tranquilo que iba a esperar a los Reyes de niño, lo que hace pensar en Forcada que debía de ser “entre 1890 y 1894” y que, por tanto, entonces era tradición. De hecho, Josep Sebastià Pons tiene un poema titulado Tres reyes de Oriente. Pi, de ascendencia norte-catalana, los tuvo en su infancia: “Algo siempre caía”. En cambio, Manzanares, hijo de la Retirada -padre nacido en Lorca (Alt Guadalentí, Murcia) y madre nacida en Gironella (Berguedà)-, nunca los tuvo.

Actualmente, las cabalgatas de Reyes son escasas y no tienen un gran seguimiento popular, aunque en algunas poblaciones como Portvendres las quieren consolidar y en las etapas anteriores a la llegada de Louis Aliot al Ayuntamiento de Perpiñán también se hacían en la capital del Rosellón. ¿Por qué desaparecieron del ámbito público cuando a finales del siglo XIX estaban allí? "Fue por la política republicanista de la III República francesa, que era tan antimonárquica como anticlerical… y con mucho cuidado de educar ideológicamente al pueblo y los pueblos del Estado. La III República francesa fue la más militante y la más radical en cuanto a la imposición del republicanismo", concluye Forcada.

El belén de Perpiñán, instalado dentro de una casita de madera fuera del Ayuntamiento para evitar sanciones.
¿Es ilegal instalar un pesebre en el ayuntamiento?

El año pasado, por las fiestas de Navidad, el Ayuntamiento de Perpiñán fue sancionado con 100 € cada día por un tribunal por haber instalado el pesebre en la entrada del edificio consistorial y negarse a retirarlo lo, sanción a la que el Ayuntamiento presentó recurso. Este año, como todavía no existía un pronunciamiento judicial al respecto y para evitar la sanción, lo ha instalado enganchado en la fachada del Ayuntamiento pero en la calle, dentro de una casita de madera. Desde fuera del edificio se puede ver, pero para verlo mejor es necesario entrar en el patio de entrada del ayuntamiento. Finalmente, el pasado viernes, el Tribunal Administrativo de Montpellier dio la razón al Ayuntamiento y le permite instalarlo en el edificio aunque, de momento, sigue en el exterior.

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