Cada casa, un mundo

La nueva identidad de un piso clásico del Eixample

La reforma ha priorizado el confort y la calma en el hogar

3 min
La sala es un espacio con múltiples usos y mucha luz natural

"La comodidad (de una mesa cerca), la eficiencia (de una fuente modulada de luz), la domesticidad (de una taza de café viendo amanecer), la comodidad física (sillas hondas y almohadas), la intimidad ( leer un libro, charlar). Todas estas características sumadas contribuyen al clima de calma interior que forma parte del confort que estábamos buscando”. Así lo explica el arquitecto Bernat Riera, fundador de Sigla Studio, que no sólo es el responsable de la reforma de este piso del Eixample barcelonés, sino que también es quien vive allí con su pareja.

La cocina se trasladó y ahora es un espacio polivalente.
Vista a la galería que da al patio interior de manzana.

La vivienda, de 90 m2, en realidad es la mitad del piso que fue de los abuelos. "Yo nací aquí", dice Bernat Riera, que destinó la otra mitad del piso familiar a su estudio de arquitectura. "Tengo el despacho al lado, así que viví mucho esta obra", confiesa. Y es que, como ocurre en la mayoría de los pisos clásicos del Eixample –este forma parte de un edificio construido en 1925–, en el de los ancianos también se entraba por el medio, el lugar del patio interior, el punto de más oscuridad para un recorrido vivencial que lleva de la zona más oscura a la más luminosa: por un lado, la que da a una céntrica calle, donde ahora se ubica el despacho de Sigla Studio; y por otro, la que se abre generosa en el gran patio de manzana. Con orientación sur y mucha más quietud, ésta debía ser la mitad para hacer su casa.

Bernat Riera y su pareja tienen muy presente el concepto de hogar. Por eso el arquitecto habla del confort como “el mayor de los lujos”. Tal y como lo sintetiza al inicio, tener un espacio bien comunicado, con las cosas necesarias a mano; ganar la luz natural y que cada rincón sea un sitio cómplice para vivencias íntimas, fueron algunos de los retos principales de la reforma. Eso sí, toda hecha siguiendo el principio de que la nueva identidad no usurpara la de aquel piso clásico del Eixample, sino que potenciara las características que le dan, precisamente, la identidad.

Un detalle de la galería.
Un detalle de la habitación principal.

Un movimiento de reubicación de la cocina, que pasó de una zona oscura en el espacio todo comunicado y con gran profusión de luz natural todo el día, ahora permite además disfrutar de ese gran espacio que es el que reúne sala, comedor, cocina y galería con grandes vidrieras, un lugar donde estar, trabajar, leer, desayuno... A este espacio unitario que no renuncia a ninguno de sus rincones se llega a través de un pasillo-distribuidor que organiza los tres dormitorios y los dos baños que posee la vivienda. Sí, una configuración respetuosa con el pasado que hace mucho más cómodo el presente.

Entre los techos altos de siempre y la madera en el suelo –el hidráulico original debía sacarse en una reforma de hace décadas– se crea un espacio vital de calidez. También contribuye en gran medida la voluntad del arquitecto de potenciar los elementos constructivos característicos de la época. Y sobre todo el trabajo que se ha hecho de recuperar las texturas originales: repicar las paredes de carga para desnudar el ladrillo y dejarlo lucir, y las que no son de carga trabajarlas con distintas técnicas, como una mezcla de cal y yeso. Todo, natural y pardo, transpira calidez. Porque en busca de la armonía y unidad de todos los espacios de la casa, estas texturas son las que rodean la vida tanto en los espacios comunes como en aquellos que ofrecen la intimidad máxima.

Plano del piso.
El poder de una apertura circular

El arquitecto Bernat Riera, de Sigla Studio, decidió dejar el dormitorio principal en el lugar donde estaba originalmente en el piso de sus abuelos. Sin embargo, era una habitación bastante oscura, separada por un muro de carga del espacio que ahora ocupa la sala-cocina-comedor, bañada por la luz natural que entra de la galería con vistas al patio de manzana. Para dotar al dormitorio de luz natural optó por realizar una apertura circular de dimensiones considerables en el muro de carga y, así, no sólo dar entrada a la luz, sino mejorar la comunicación entre las estancias y, además, aumentar la sensación de amplitud del dormitorio. La gran circunferencia se ha hecho con ladrillo cerámico manual de un tejar local, y se ha añadido un perfilado de textura terrosa a un muro que se ha dejado con los ladrillos vistos. Pero este gran círculo también da continuidad a la función estructural del muro en el que se ha abierto. Al fin y al cabo dibuja un arco de descarga natural, que es la forma de realizar esta apertura sin necesidad de vigas.

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