Los números desmienten que Sánchez haya privilegiado a Catalunya

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Carlos Mazón e Isabel Díaz Ayuso durante la investidura del presidente valenciano.

A raíz del acuerdo de investidura entre ERC y Junts, que incluye la condonación de una parte de la deuda autonómica y el traspaso de Cercanías, algunos medios de comunicación con sede en Madrid y políticos del PP han recuperado el discurso, que ya se hizo en parte la pasada legislatura, que Pedro Sánchez beneficia a Catalunya en detrimento, por ejemplo, de la capital española. Así lo ha dicho, por ejemplo, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que ha llegado a acusar al gobierno español de "marginar" a Madrid, o al presidente valenciano, Carlos Mazón, quien ha declarado que "Sánchez ha pactado que los catalanes coman aparte". ¿Pero qué es lo que dicen los datos? Un análisis de las inversiones del Estado de los últimos cinco años con Sánchez en el ejecutivo no ofrece ninguna duda: Madrid ha salido mucho más beneficiada que Catalunya. En realidad, la política inversora de Sánchez no ha variado demasiado de la de sus antecesores, pese a los acuerdos presupuestarios con partidos como ERC y su compromiso de aumentar los recursos para Catalunya.

En concreto, los gobiernos de Sánchez han destinado en conjunto, 1.300 millones más en la Comunidad de Madrid que en Cataluña, y eso que en esta última hay un millón más de habitantes. Por eso si lo miramos en inversión per cápita la cifra es aún más esclarecedora: cada madrileño ha recibido 211 euros por cabeza, mientras que por cada catalán la cifra baja hasta los 141. La clave que explica esta diferencia no debemos encontrarla tanto en los presupuestos, que no dejan de ser un compromiso político, como en los datos de ejecución presupuestaria, es decir, el dinero que realmente se ha invertido y se ha convertido en algo tangible. Aquí Catalunya siempre sale perdiendo con respecto a Madrid, tanto históricamente como en los últimos cinco años. Eso sí, con la excepción del primer semestre de 2022, que son los últimos datos publicados. Hace tres años incluso se produjo el hecho insólito de que la ejecución en Madrid fue del 110%, o sea, superior a lo presupuestado. En 2021 la ejecución en Cataluña se quedó en un escaso 35,7%.

Pero los datos son iguales porque la catalanofobia es rentable, sea por ganar votos, vender diarios o tener clics. La paradoja es que en Madrid conviven dos discursos aparentemente contradictorios. Por un lado, se acusa a los catalanes de extorsionar al Estado y conseguir así grandes beneficios para sus ciudadanos. Por otra parte, se insiste en que el independentismo ha provocado una decadencia económica sin precedentes en Catalunya mientras Madrid va como un cohete. Algunos indicadores muy básicos, como la tasa de paro, desmienten esta visión apocalíptica de la situación económica en Cataluña. Y es que a pesar de todos los discursos triunfalistas desde Madrid, la comunidad madrileña lleva más de una década con más paro que Catalunya, y ni siquiera la tan explotada fuga de empresas ha cambiado eso. Así que habría que pedirles que se pongan de acuerdo: o el independentismo es eficiente para conseguir recursos para sus ciudadanos o no lo es. Porque ambas cosas a la vez no puede ser.

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